Primer día de Marzo. Iniciaron las campañas.

Claudia Sheinbaum y Clara Brugada estuvieron juntas en el Zócalo capitalino y participaron en un momento peculiar.

Antes de posar para la foto, las candidatas protagonizaron algo fuerte.

Algo fuerte que parecían jaloneos.

No fue un saludo porque ambas se trenzaron de más.

Un confundido Alejandro Armenta no sabía qué hacer: acercarse, saludar a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum o separarlas (a Claudia y a Clara).

¡Qué momento más incómodo!

Brugada recargada a tope en Sheinbaum. Sheinbaum, enérgica, alejando la mano de Brugada de lo que intentaba continuar como un abrazo.

El candidato al gobierno del estado de Puebla, Alejandro Armenta, prefirió guardar distancia de lo que todo el mundo vio como jaloneos y que el inoportuno (u oportuno, según se vea) Epigmenio Ibarra, interrumpió con su cámara y le secundaron algunos fotógrafos.

Armenta, cuidadoso, prefirió aplaudir y después retrocedió a la silla que le asignaron en la tarima.

Cuando Brugada salió en sus redes sociales a calmar los ánimos, ya era demasiado tarde.

Y es que en política, lo que parece es.

Según Clara, trató de despedirse con un beso de Sheinbaum, pero esta retrocede y, bruscamente, frente a las cámaras, alza el brazo de Brugada.

En el intercambio del abrazo y jalón de greñas, ¿qué se dijeron?

Solo ellas lo saben.

Pero no tarda en poder inferirse con el desarrollo de esa campaña capitalina que luce tan mal como el intento de Brugada de darle un beso a Claudia quien, al final del mitin de arranque de campaña, ni se despidió de ella.

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