Horacio De la Cruz S.

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No es una exageración afirmar que el legado fiscal de Andrés Manuel López Obrador es una bomba de tiempo.

Desde que asumió el cargo en diciembre de 2018, el presidente López Obrador ha prometido una serie de reformas y políticas destinadas a transformar México para bien. Sin embargo, mientras su mandato llega a su fin el 30 de septiembre de 2024, queda claro que su legado no estará exento de riesgos y controversias, especialmente en lo que respecta a las finanzas públicas del país.

Una de las mayores preocupaciones de su gestión fiscal ha sido el rápido y desmedido aumento del gasto público.

Las obras emblemáticas de su gobierno han resultado en verdaderos monumentos de corrupción incuantificable y oculta entre aproximadamente 684,200 millones de pesos. Una megafarmacia que costó 219 millones de pesos. Un aeropuerto de 84,000 millones de pesos. Un Tren Maya, cuya construcción ronda los 400,000 millones de pesos. Una refinería a la que se le han destinado más o menos 200,000 millones de pesos. (Montos aproximados)

El gasto faraónico ya prendió alarmas. Para el primer bimestre de 2024, el gasto público mostró un aumento alarmante del 30.5% en comparación con el mismo período del año anterior, con un incremento anual del 47.9% en el gasto programable del gobierno federal. Esta tendencia de gasto descontrolado ha generado un déficit presupuestario significativo, que alcanzó los 83 mil 747.4 millones de pesos en febrero de 2024 y, por supuesto, crecerá radicalmente conforme avance el año.

Pero el aumento del gasto no es la única variable que presiona la situación fiscal de México.

Además, está la acumulación de deuda gubernamental que ha alcanzado niveles preocupantes, con una deuda neta del gobierno federal de más de 13 billones de pesos a febrero de 2024, siendo el 84.1% de esta deuda interna. La colocación de valores gubernamentales a largo plazo y tasa fija, en un contexto de altas tasas de interés, sugiere que el servicio de la deuda podría convertirse en una carga insostenible para las finanzas públicas en el futuro cercano.

En este contexto se ubica la reciente iniciativa del gobierno para conculcar cuentas privadas de retiro de los trabajadores por “inactivas” de personas mayores con el fin de crear un "Fondo de Pensiones para el Bienestar".

La medida socialistoide aprobada por Morena ha generado preocupación y controversia.

Si bien esta “iniciativa” podría generar ingresos adicionales en el corto plazo al gobierno, la falta de transparencia sobre cómo se administrará este fondo y la naturaleza polémica de la medida plantean interrogantes muy serias sobre su viabilidad a largo plazo pues la medida se aprobó bajo el garlito de que los trabajadores que ganan menos de 17,000 pesos mensuales obtendrán una tasa de retiro del 100 % de su último salario al jubilarse.

A medida que el presidente López Obrador concluye su mandato, deja tras de sí unas finanzas públicas muy comprometidas, con un crecimiento descontrolado del gasto, un déficit presupuestario creciente y una carga de deuda cada vez mayor.

Si no se toman medidas urgentes y efectivas para abordar los desafíos fiscales urgentes, México corre el riesgo de enfrentar una crisis fiscal en el futuro cercano, con consecuencias devastadoras.

Es crucial que el tema se aborde en los debates entre las candidaturas presidenciales y exijan a López Obrador asuma la responsabilidad de restaurar la estabilidad fiscal o estaremos presenciando el “error de septiembre”.

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