Horacio De la Cruz S.

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Primero: ¿Hay tiro? Sí.

¿Qué dicen las encuestas? Es ocioso hablar de éstas: la encuesta es de quien la paga.

Observemos brevemente el contexto general: en las mediciones electorales hay dos patrones coincidentes. El primero señala que algunas entidades registran un retroceso en la preferencia electoral por la coalición de partidos que encabeza Morena. Dos ejemplos: Ciudad de México y Veracruz (gobernadas por Morena). El segundo apunta que Claudia Sheinbaum no crece.

La tendencia de la preferencia electoral por Claudia Sheinbaum es prácticamente una línea horizontal (los expertos en estadística matemática dirían que la pendiente tiende a cero).

Esto no quiere decir que la oposición que encabeza Xóchitl Gálvez registre un crecimiento notable. Su pendiente es ligeramente mayor a cero, pero no define aún ningún resultado para la elección del 2 de junio. Xóchitl Continúa por debajo de Claudia.

En Puebla, donde la disputa por el gobierno del estado es entre el PRIMor y el PRIAN (Movimiento Ciudadano, PT y el PRD son prácticamente fuerzas marginales), el comportamiento del electorado es muy similar al de la elección presidencial.

Es decir, el comportamiento del electorado a favor de Alejandro Armenta no crece. El de Eduardo Rivera tampoco.

A mes y medio de la elección, todo parece indicar que el triunfo de cualesquiera de estos dos candidatos se encuentra oculto en dos categorías: en los votantes urbanos que han ocultado su preferencia electoral (switchers o swingers) y en la operación electoral al margen de la ley, principalmente en las secciones electorales rurales de Puebla. Desde luego, caeterīs pāribus, la participación electoral.

Hay encuestadoras que señalan una ventaja de este u otro candidato por diferencias enormes. Es propaganda. Son como mentadas de madre a la inteligencia de las personas, pero, como a las mentadas, cada quien sabe si les hace caso.

La contienda real por el gobierno del estado de Puebla se presenta cerrada. Lo sabe Alejandro y lo sabe Eduardo. De ahí la ‘guerra sucia’ que se registra en redes sociales, principalmente. Sin embargo, los promotores y ejecutores de esta forma deleznable de hacer política se olvidan de una regla aplicada de la “Ley de los grandes números”: los pendejos se eliminan entre sí.

Es decir, la ‘guerra sucia’ no define ni definirá el resultado de la elección.

Quedan 47 días para que las cosas se muevan. Pero no espere grandes cambios. El resultado de la elección finalmente lo va a decidir el número de ciudadanos que salgan a votar. Es decir: a mayor participación, menor manipulación.

Así que, sin recurrir a la patética parodia de Nay Salvatori: “Ya se la saben”..., entre mayor sea el número de electores el dos de junio, menor será el margen para que los tramposos voten por usted.

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