🎭 La política poblana se convierte en una parodia grotesca con Nay Salvatori (@naysalvatori) como protagonista 🤡 Desde burlas de asaltos hasta promesas de pollos navideños, en un historial que deja mucho que desear 😡 ¿Diversión y comedia para ganar votos? 🇲🇽✊

Puebla de Zaragoza, Pue.- El circo de la política mexicana ha encontrado una nueva actriz en Nayeli Salvatori, cuya última actuación, si es que se le puede llamar así, ha cruzado la línea de lo ridículo hacia lo repugnante.

En un desesperado intento por mantenerse relevante, Salvatori protagonizó un video donde parodiaba un asalto a transporte público: “Ya se la saben, celulares y carteras”, desatando la indignación y cuestionando la idoneidad de los candidatos a cargos públicos.

La dirigente estatal de Morena, Olga Lucía Romero, justifica la acción como una simple parodia, pero esta defensa cae en oídos sordos cuando se considera el historial de escándalos y desatinos de Salvatori. Desde insultos al aire a jóvenes y público, hasta comentarios sobre el origen de sus ingresos.

Cada capítulo de su vida pública parece extraído de un guión de mal gusto.

Como diputada federal, Salvatori se pavoneaba en las redes sociales proclamando posturas a favor de la legalización de la marihuana y organizando reuniones para consumirla en su casa. ¿Qué tipo de representante promueve abiertamente el uso de drogas mientras ostenta un cargo de responsabilidad?

Pero la parodia más cruel de todas fue cuando prometió miles de pollos para Navidad a través de sus redes sociales, sin que nunca se supiera qué ocurrió con esos supuestos regalos. ¿Es este el nivel de compromiso y transparencia que esperamos de nuestros legisladores?

La ”danza” de Salvatori en la Cámara de Diputados, simulando disparos para un video de TikTok, y sus acusaciones de agresión durante una transmisión en vivo, solo confirman que su enfoque hacia la política es un circo grotesco donde la seriedad y la propuesta son sacrificadas en el altar del espectáculo barato.

Los electores deberían exigir más de los postulantes a representantes populares.

Sobre todo cuando la política se ha convertido en una parodia de sí misma, donde los verdaderos intereses del pueblo son sacrificados en aras del entretenimiento y el disfrute de unos pocos.

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