💣 Trump propone “adueñarse” de Gaza y trasladar a los palestinos, una idea absurda que, sin embargo, expone la falta de soluciones reales para un territorio devastado. 🌍🔥

InfoStockMx - El expresidente de EE.UU., Donald Trump, ha vuelto a recurrir a la grandilocuencia y la provocación al declarar que su país debería “adueñarse” de Gaza y expulsar a sus habitantes para construir “la Riviera de Medio Oriente”. La propuesta, además de impracticable, bordea lo grotesco: sugiere el desplazamiento forzado de dos millones de personas, lo que constituiría una violación flagrante del derecho internacional.

A pesar del rechazo generalizado, Trump ha puesto sobre la mesa una cuestión que ni Israel ni la comunidad internacional han querido afrontar: ¿qué pasará con Gaza después de la guerra? Gérard Araud, exembajador de Francia en Washington, lo expresó con crudeza: “La propuesta de Trump es recibida con incredulidad y rechazo, pero en su brutalidad plantea una pregunta real: ¿qué hacer con dos millones de civiles atrapados en ruinas?”

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha eludido sistemáticamente esta pregunta, pues su coalición de ultraderecha no tiene ningún interés en una solución viable para Gaza. Su estrategia ha sido clara: prolongar la crisis y evitar cualquier compromiso que pudiera debilitar su gobierno.

Sin embargo, aunque la idea de Trump sea irrealizable, algunos analistas la ven como una ruptura con la inercia diplomática. Chuck Freilich, exasesor de seguridad nacional en Israel, argumenta que, por absurda que parezca, “podría forzar a las partes a replantearse posturas que llevan décadas estancadas”.

Pero el problema de fondo sigue sin respuesta. Lawrence Freedman, profesor emérito de estudios de guerra en el King's College de Londres, lo resume con pragmatismo: “Trump no quiere nuevos compromisos militares y ahora sugiere mover a millones de personas que no quieren irse a lugares que no los quieren. Lo importante con Trump es distinguir entre los problemas reales y sus ideas disparatadas”.

En otras palabras, el expresidente ha lanzado una propuesta insostenible, pero ha logrado evidenciar un hecho innegable: Gaza es un problema que nadie está dispuesto a resolver.

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