Un falso dispositivo explosivo, rumores descontrolados y una evacuación innecesaria: la Preparatoria 5 de la UNAM vivió horas de incertidumbre por un operativo que puso en evidencia el colapso de los protocolos de seguridad y comunicación.
CDMX - La Preparatoria 5 de la UNAM, ubicada en la alcaldía Tlalpan, se convirtió este lunes 7 de abril en el escenario de una evacuación masiva tras la presunta amenaza de bomba que, al final, resultó ser una farsa. Alumnos y docentes fueron desalojados, no por una emergencia real, sino por la combinación de pánico, rumores y una falta absoluta de claridad por parte de las autoridades escolares.
Un equipo antibombas de la Fuerza de Tarea Zorros de la @SSC_CDMX encontró en las instalaciones una maleta que contenía un teléfono celular conectado a un contador numérico y dos botellas con un líquido azul. Sin embargo, tras la revisión, se confirmó que el supuesto artefacto explosivo era completamente falso.
Antonio, alumno del plantel, describió la confusión reinante en la escuela. Según su testimonio, los rumores cambiaban constantemente: primero, los estudiantes creyeron que habría una fumigación; después, se habló de una fuga de gas; más tarde, se instaló la versión de la amenaza de bomba. En este mar de especulación, nadie parecía tener información confiable.
El grupo de estudiantes @protestalibrep5 compartió en Instagram una imagen del objeto hallado, admitiendo que ellos mismos lo habían entregado a la dirección de la escuela, ante la desinformación que circulaba. Una declaración que solo refuerza la gravedad del problema: no había un control efectivo de la situación, sino una serie de versiones contradictorias que condujeron al desalojo.
El episodio expone una realidad preocupante: la facilidad con la que el miedo, la desinformación y la incompetencia institucional pueden generar crisis innecesarias. En vez de protocolos claros y eficientes, la comunidad de la Prepa 5 quedó atrapada en una vorágine de incertidumbre, demostrando que la reacción ante una posible amenaza no es la adecuada. Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿quién es responsable de este caos?
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