Mons. Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, pronunció las palabras que sellaron las puertas de la Capilla Sixtina y dieron inicio formal al Cónclave que elegirá al sucesor de Francisco.
Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano. - Desde ese momento, 133 cardenales electores quedaron aislados del mundo exterior. Solo ellos, bajo la invocación del Espíritu Santo, decidirán quién será el próximo Obispo de Roma. En punto de las 17:46 horas, la antigua fórmula "Extra Omnes" —todos fuera— resonó bajo los frescos del Juicio Final.
La jornada comenzó con la procesión desde la Capilla Paulina, al son de las letanías, en una escena cargada de solemnidad, color y pluralidad.
Una larga fila de hábitos corales rojos, negros y blancos atravesó los pasillos del Palacio Apostólico, reflejando una Iglesia verdaderamente universal: cardenales de 70 países, de cinco continentes, entre ellos líderes de diócesis olvidadas, perseguidas o empobrecidas.
Entre los rostros, el del ucraniano Mykola Byčok, de apenas 45 años, y el del español Carlos Osoro Sierra, de 79, ilustran el amplio rango generacional. También entró, con ayuda de un bastón, el cardenal bosnio Vinko Puljić, cuya presencia estaba en duda hasta el último momento.
Es, en número y diversidad, el Cónclave más concurrido y representativo en la historia moderna de la Iglesia.
Ayer, en la última congregación general, los cardenales coincidieron en el perfil deseado: un Papa pastor, constructor de puentes, maestro de humanidad y rostro de una Iglesia samaritana.
Un liderazgo que continúe las reformas de Francisco y encarne la vocación inclusiva que marcó su pontificado.
Todo está dispuesto en la Capilla Sixtina: bancos con nombres, papeletas, plumas, urna, hilo y aguja.
Tras la meditación del cardenal Raniero Cantalamessa, los prelados comenzarán a votar. La estufa espera.
Afuera, miles en la Plaza de San Pedro siguen el rito desde pantallas gigantes, con la vista fija en una chimenea que pronto lanzará su mensaje al mundo. Blanca o negra. Fumata o espera.
El próximo Papa ya está entre ellos.
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