En su primer encuentro oficial como Sumo Pontífice, el Papa León XIV dirigió un mensaje contundente a favor de la libertad de expresión y en defensa de los periodistas encarcelados en todo el mundo. Lo hizo ante los representantes de los medios de comunicación que cubrieron el reciente cónclave, a quienes agradeció por su trabajo “en este tiempo de Gracia para la Iglesia”.
InfoStock, ROMA. - Desde el Aula Paulo VI, el Papa lanzó una exhortación a ejercer una “comunicación desarmada y desarmante”, en referencia al pasaje del Evangelio que dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (Mt 5,9). Con estas palabras, propuso una alternativa al paradigma dominante de confrontación y polarización: una forma de comunicar que construya, escuche y busque la verdad.
El gesto no fue solo simbólico. León XIV pidió directamente la liberación de los periodistas encarcelados por ejercer su oficio con honestidad, recordando que su sufrimiento “interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional”. Y fue más allá: “Estamos llamados a salvaguardar el bien precioso de la libertad de prensa”, sentenció, dejando claro que la Iglesia no puede permanecer indiferente ante la persecución de quienes informan.
El Papa también instó a los comunicadores a no ceder ante los desafíos de la época. “No debemos huir. Nos piden a cada uno de nosotros que no cedamos nunca a la mediocridad”, señaló. En un mundo sacudido por guerras, autoritarismos y tensiones sociales, el Pontífice subrayó que la misión del periodismo es más crucial que nunca: “Nosotros somos los tiempos”, recordó citando a San Agustín, para enfatizar que comunicar con responsabilidad también es construir el presente.
En una era marcada por la proliferación de régimenes autocráticos, la erosión de las libertades civiles y la instrumentalización de los medios, el llamado del Papa León XIV resuena como una advertencia ética y espiritual. “Desarmemos la comunicación de todo prejuicio, rencor, fanatismo y odio”, reiteró, alineándose con la invitación que el Papa Francisco hiciera en su momento a construir entornos de diálogo, también en lo digital.
“Una comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de forma coherente con nuestra dignidad humana”, concluyó el Pontífice, apelando a la responsabilidad colectiva de periodistas, líderes y ciudadanos por igual. En un entorno global donde crecen las tentaciones autoritarias, estas palabras cobran un peso singular: sin prensa libre, no hay democracia que resista.
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