El nuevo boletín epidemiológico federal —correspondiente a la Semana Epidemiológica 19 de 2025— confirma lo que ya se temía: Puebla no está libre de enfermedades prevenibles por vacunación, pero tampoco responde con transparencia, eficacia ni velocidad.

Puebla de Zaragoza, Pue.- Mientras el país reporta más de mil casos de sarampión y casi un millar de tos ferina, la entidad camina en una cuerda floja epidemiológica. No lidera las cifras de contagios, pero sí encabeza el indicador más alarmante: la letalidad infantil por tos ferina.

De acuerdo con el Boletín Informativo No. 6 de la Dirección General de Epidemiología, Puebla ha reportado 68 casos probables de sarampión, con una tasa de incidencia de 0.99 por cada 100,000 habitantes. Sin embargo, no ha confirmado un solo caso mediante pruebas de laboratorio ni ha sido vinculada a cadenas epidemiológicas activas. Esta situación exige una revisión crítica: ¿Se están realizando adecuadamente las pruebas serológicas y moleculares a todos los casos sospechosos? ¿Existe demora en el envío de muestras al InDRE o fallas en el procesamiento? ¿Se está aplicando la vigilancia activa conforme a los lineamientos establecidos para enfermedades febriles exantemáticas?

Lo preocupante es que otros estados con cargas similares de casos sospechosos —como Sonora y Zacatecas— ya han confirmado múltiples contagios, lo cual apunta a posibles deficiencias en la cadena diagnóstica o de reporte de Puebla.

Sonora, por ejemplo, también reporta 68 casos probables, pero ya confirmó 21 de ellos. Zacatecas, con menos casos sospechosos que Puebla (59), ha identificado 10 positivos. La ausencia de confirmaciones en Puebla podría deberse más a debilidades en el muestreo, diagnóstico o seguimiento que a una real inmunidad poblacional.

Tos ferina: baja incidencia, alta letalidad

En lo que va de 2025, Puebla ha confirmado solo 7 casos de tos ferina, con una baja tasa de incidencia (0.10), pero sufre el mayor golpe en términos de vidas perdidas: es el estado con la mayor letalidad por esta enfermedad en todo el país. Según el boletín federal, Puebla registra una tasa de letalidad de 28.6% en menores de un año, superando a estados como San Luis Potosí (15.4%) y Jalisco (15.2%).

Esto indica que al menos 2 de los 7 menores diagnosticados han muerto, lo cual plantea interrogantes urgentes: ¿hay fallas en la detección oportuna? ¿Se está vacunando a tiempo a los recién nacidos? ¿Qué tan accesibles son los servicios de atención inmediata para infantes?

Panorama comparativo de Puebla

Enfermedad Casos Probables Casos Confirmados Tasa de Incidencia Defunciones Estimadas Observaciones
Sarampión 68 0 0.99 0 No hay casos confirmados pese a riesgo nacional
Tos ferina No especificado 7 0.10 ≈2 Mayor tasa de letalidad en menores de 1 año en todo México

Falla estructural: diagnóstico lento, prevención insuficiente

Las cifras del boletín revelan que Puebla no está reportando con la misma intensidad ni eficacia que otras entidades. No aparece en la tabla de estados con secuenciación genética del virus del sarampión, ni en los listados de municipios donde se ha implementado un cerco epidemiológico efectivo. La inacción institucional puede traducirse en subregistro, falta de pruebas, muestreo deficiente o lentitud en el seguimiento de casos.

Además, no se han comunicado acciones de vacunación intensiva, campañas públicas ni alertamientos dirigidos a zonas de riesgo. Esto contradice las recomendaciones del propio boletín, que exige reforzar la vigilancia en entidades con "silencio epidemiológico", zonas turísticas o con tránsito migrante.

La tos ferina es prevenible. El sarampión también. Pero cuando las vacunas no llegan a tiempo, cuando el sistema de salud falla en identificar brotes o cuando las autoridades minimizan los riesgos, las consecuencias se miden en vidas perdidas. Y las cifras están ahí: la mayor tasa de muertes infantiles por tos ferina del país ocurre en Puebla. Eso, por sí solo, debería activar todas las alarmas.

Puebla no ha sido aún epicentro de contagios, pero sí es centro de gravedad para la negligencia epidemiológica. La combinación de datos parciales, falta de confirmaciones, alta letalidad infantil y escasa comunicación oficial configura un escenario de riesgo sostenido. No basta con que los números parezcan bajos si detrás de ellos hay muertes prevenibles y vigilancia débil. Frente a virus que no perdonan retrasos, la ineficacia institucional puede ser tan letal como la enfermedad misma.