Bajo el lema de seguridad nacional y patriotismo, el Gobierno de Donald Trump ha lanzado una nueva ofensiva contra los migrantes indocumentados, reviviendo imágenes de propaganda de guerra y acusaciones de racismo estructural.

WASHINGTON, D.C. – La iniciativa, impulsada desde el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), incluye una campaña pública que invita a los ciudadanos a “ayudar al país” en la localización y arresto de personas migrantes en situación irregular.

La invitación, difundida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), está acompañada por una imagen que evoca al histórico ‘Tío Sam’, el personaje emblemático del reclutamiento militar estadounidense. En esta ocasión, el símbolo se transforma en un vigilante nacionalista que coloca un cartel para incentivar las denuncias ciudadanas.

“Estamos ante una variante estadounidense del fascismo del siglo XXI, respaldado por una ideología nacionalista blanca”, advirtió Sam Worthington, activista de derechos humanos, en declaraciones para Civicus Lens. “El nuevo chivo expiatorio son los migrantes: una figura a la que se atribuyen todos los males del país y que debe ser purgada en nombre de la patria”, señaló.

Worthington alertó que la administración Trump “etiqueta a los migrantes como ilegales” y orquesta deportaciones masivas contra quienes no encajan en su definición excluyente de la identidad estadounidense.

La narrativa del enemigo interno, vinculada a estrategias electorales y pulsiones ideológicas, ha sido denunciada por múltiples organizaciones civiles y expertos en derechos humanos.

“Me hace pensar que ellos consideran estos operativos como una guerra contra los migrantes”, declaró Jorge Mario Cabrera, vocero de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA) en Los Ángeles.

El portavoz advirtió sobre los riesgos de una mentalidad “sumamente peligrosa, inhumana y cruel”, que ya se ha traducido en redadas violentas en zonas urbanas con alta población migrante.

Por su parte, el abogado de inmigración Aaron Reichlin–Melnick fue más directo: “Este país está en serios problemas”. Según el experto, la campaña de delación ciudadana revive fantasmas autoritarios e introduce prácticas de vigilancia social propias de regímenes totalitarios.

Mientras tanto, las comunidades migrantes, particularmente las de origen latino, enfrentan un clima de creciente hostilidad, miedo e incertidumbre. Para muchos, la imagen del ‘Tío Sam’ de esta nueva campaña no representa la libertad, sino la amenaza de un Estado que los señala, los persigue y los expulsa.