Informa el INE que la herramienta para contar votos entrará en operaciones justo al cierre de la jornada electoral y no tres días después, como se había hecho en otros procesos. Esta decisión ha despertado sospechas entre jueces, magistrados y especialistas que ven en ella un intento de controlar la narrativa electoral desde el primer momento.

CDMX - El nuevo sistema de cómputo se ejecutará este mismo domingo y se prevé que concluya el 10 de junio. El INE aseguró que el proceso fue auditado por la UAM y por el órgano interno de control del propio Instituto. Sin embargo, la legitimidad técnica del proceso queda en entredicho para una parte de los participantes, que percibe al INE como un órgano cada vez más debilitado y susceptible a presiones externas.

De acuerdo con el cronograma oficial, el INE tiene previsto realizar el cómputo de votos para los cargos judiciales más relevantes en apenas una semana:

  • Martes 3 de junio: cómputo para ministros de la Suprema Corte de Justicia.
  • Miércoles 4 de junio: cómputo para los integrantes del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, bautizado por sus críticos como el “tribunal de la inquisición” por su potencial para controlar a jueces y magistrados incómodos.
  • Jueves 5 y viernes 6 de junio: cómputo para la Sala Superior y Salas Regionales del Tribunal Electoral Federal.
  • Domingo 8 de junio: cómputo para las magistraturas.
  • Martes 10 de junio: cómputo para las judicaturas.

La intención del INE es entregar las constancias de mayoría antes a más tardar el 15 de junio, aunque advierte que no publicará los nombres de las candidaturas ganadoras hasta verificar la elegibilidad de cada perfil.

Según el INE, la publicación de los resultados finales no incluirá los nombres de las candidaturas ganadoras, debido a que todavía falta revisar que cumplan con los requisitos de elegibilidad y que tengan vigentes sus derechos político-electorales. Esta revisión tardía, que ocurrirá tras todo el proceso de cómputo, abre la puerta a interpretaciones de discrecionalidad y posibles ajustes políticos de última hora que podrían descarrilar las candidaturas incómodas.

El dato que enciende las alarmas: la falta de carrera judicial

Los números no mienten: apenas un 41.3% de las y los aspirantes a un cargo en la Suprema Corte de Justicia tiene carrera judicial, es decir, ha sido juez o magistrado de carrera. Este dato, difundido por el Observatorio de la Universidad Iberoamericana, deja claro que casi el 60% de los candidatos jamás ha impartido justicia en un tribunal. En el caso de los hombres, la situación es aún más alarmante: sólo un 19.35% de los aspirantes tiene carrera judicial, mientras que entre las mujeres el porcentaje asciende al 62.5%. Esto dibuja un panorama de desprofesionalización preocupante en la composición del máximo tribunal del país.

Además de lo anterior, la desconfianza hacia el proceso electoral judicial es tan profunda que 859 jueces y magistrados federales declinaron participar en la elección. En un pronunciamiento inédito, acusaron que el proceso no es más que una simulación y que vulnera la autonomía del Poder Judicial. El temor más extendido es que el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial —ese tribunal de la inquisición— termine por disciplinar o perseguir a jueces incómodos, debilitando así la independencia judicial que es uno de los pilares de la democracia.

A tan sólo unas horas del cierre de las casillas, el país espera resultados de un proceso judicial electoral sin precedentes, marcado por la opacidad, la desconfianza y la sospecha de intervención política. El INE apuesta por un cómputo rápido y definitivo, pero la falta de transparencia en los nombres y las dudas sobre la elegibilidad de los candidatos podrían convertir este ejercicio democrático en un polvorín.