En apenas tres días consecutivos, la ciudad de Puebla se convirtió en escenario de una ola de asaltos violentos que exhibe con crudeza la fragilidad del sistema de seguridad pública local y el temor cotidiano que enfrentan empresas, comerciantes y ciudadanos.
Puebla de Zaragoza, Pue. — El jueves 5 de junio, la jornada comenzó con un violento atraco en la tienda Coppel ubicada en el Corredor Industrial La Ciénega, sobre el Bulevar 18 de Noviembre y la calle H. Alrededor de las 10:00 horas, al menos dos sujetos armados irrumpieron y en cuestión de minutos robaron decenas de teléfonos celulares, dejando al personal y a clientes en estado de shock. La impunidad fue total: los criminales huyeron sin enfrentar resistencia ni detenciones.
Al día siguiente, viernes 6 de junio, los hechos de violencia continuaron con un asalto en el Sam’s Club de La Noria. Un grupo de hombres armados ingresó al establecimiento y desató el pánico entre clientes y empleados. Los compradores se vieron obligados a tirarse al suelo para protegerse mientras los asaltantes gritaban y vaciaban vitrinas con equipos móviles en venta. Un video difundido en redes sociales muestra a un empleado tirado boca abajo, totalmente indefenso. Ni la presencia de cámaras de seguridad ni los protocolos de emergencia impidieron el robo ni la huida de los criminales.
El tercer golpe llegó este sábado 7 de junio, cuando tres sujetos encapuchados y armados irrumpieron en el Centro Joyero ubicado entre la 10 Poniente y la calle 5 de Mayo, dentro de la Plaza de la Tecnología. Con marros, los delincuentes rompieron vitrinas y se llevaron un botín valuado en medio millón de pesos en joyas y efectivo. Aunque se escucharon disparos, no se reportaron personas heridas. En contraste, varios locatarios entraron en crisis nerviosa y decidieron cerrar sus cortinas ante la indefensión absoluta. Los asaltantes escaparon sin ser detenidos. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (@SSC_Pue) acudió al lugar después de los hechos, confirmando el estado de vulnerabilidad que vive la ciudad.
Los tres asaltos, cometidos en apenas 72 horas, revelan la incapacidad del gobierno municipal para garantizar la seguridad básica de negocios y población. La policía llegó tarde a cada uno de los atracos y las detenciones brillaron por su ausencia. A pesar de la presencia de cámaras de videovigilancia y patrullajes supuestamente reforzados, los delincuentes actuaron con total impunidad.
A pesar de un presupuesto millonario que mes con mes consume en “Seguridad” el gobierno del alcalde Pepe Chedraui, esta cadena de hechos exhibe la fragilidad de los protocolos de respuesta inmediata. Mientras los comerciantes cierran sus cortinas por miedo y los ciudadanos se tiran al suelo indefensos, las autoridades municipales repiten mensajes de ‘resultados’, pero el crimen y la violencia siguen desbordando en Puebla. En esta ciudad, las alertas ciudadanas por hechos delictivos se han convertido en una rutina, y la crisis de seguridad pública es, cada vez más, una amenaza cotidiana.
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