La nueva fase de redadas migratorias en Estados Unidos ya tiene nombre, lugares y cifras. También tiene rostros: al menos tres poblanos han sido confirmados entre los 61 mexicanos detenidos por el ICE en Los Ángeles durante los operativos desplegados en los últimos días, mientras que en Nueva York, otro de los principales destinos de la diáspora migrante de Puebla, crece el temor, pero no hay cifras oficiales sobre detenciones recientes.
LOS ÁNGELES / NUEVA YORK / PUEBLA — El contexto no es menor. Tras días de protestas contra las políticas migratorias del presidente Donald Trump y el despliegue de la Guardia Nacional y los Marines en California, las autoridades locales han denunciado el uso excesivo de fuerza y la ruptura del orden constitucional. En paralelo, la operación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha escalado: no solo con redadas en lugares de trabajo, sino también en los pasillos de los tribunales migratorios, donde agentes camuflados detienen a personas tras audiencias de rutina.
El pasado 11 de junio, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, informó que 61 mexicanos se encuentran detenidos en centros migratorios en California. Aunque no se han divulgado nombres, se ha confirmado que al menos tres connacionales originarios del estado de Puebla están entre ellos. Otras fuentes no oficiales hablan de hasta seis.
“Se les está brindando asesoría legal y apoyo a sus familias,” declaró la presidenta Sheinbaum. En respuesta, el gobierno de Puebla envió un equipo jurídico especializado en migración para atender los casos desde Los Ángeles. Esta acción marca un precedente para gobiernos estatales frente a una política migratoria federal estadounidense cada vez más agresiva.
La situación en la Costa Este es diferente, pero igual de alarmante. En abril de 2025, se ejecutó un megaoperativo del ICE en Nueva York, donde se detuvieron más de 130 personas. Entre ellas, solo se confirmó a mexicanos, pero nunca se especificó cuántos eran poblanos. Desde entonces, líderes comunitarios han alertado sobre un patrón creciente de detenciones en tribunales migratorios y en las oficinas del ICE donde los migrantes acuden a sus citas obligatorias.
“Ya no hay lugares seguros: ni los juzgados ni las oficinas consulares,” comentó Francisco Castillo, migrante detenido por ICE durante tres días, quien describió condiciones de hacinamiento en el décimo piso del edificio federal en Manhattan. Aunque su testimonio no es de un poblano, refleja un patrón que también podría afectar a esta comunidad.
Hasta el momento, el gobierno de Puebla no ha confirmado detenciones recientes en Nueva York, pero ha extendido su red de asistencia legal y consular a sus casas de representación en Nueva York y Nueva Jersey. Se trata de una medida preventiva ante la falta de información oficial por parte de las autoridades estadounidenses y federales mexicanas.
Históricamente, Nueva York y Los Ángeles han sido polos de atracción para la migración poblana. Mientras en California los operativos ya dejaron cifras y detenciones verificables, en Nueva York prevalece la incertidumbre. Esta ambigüedad institucional multiplica la ansiedad en una comunidad que, pese a sus redes organizadas, se encuentra entre el miedo y la desinformación.
A pesar del despliegue militar en California y los abusos documentados contra manifestantes y periodistas, el gobierno mexicano ha mantenido una postura de contención. Pero los límites de esta estrategia también son evidentes: sin presión diplomática firme, sin garantías procesales y con una narrativa de criminalización desde la Casa Blanca, la protección real de los migrantes poblanos sigue siendo frágil.
En Puebla, las familias esperan. Y en Nueva York, se preparan. Porque en los EE.UU. de Trump, cualquier día puede ser el último fuera del radar del ICE.
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