
En México, el periodismo no se ejerce en libertad, sino en resistencia. Hoy, quienes informan, critican o investigan al poder —sea criminal o gubernamental— enfrentan un dilema mortal: te matan si te metes con el crimen organizado; te encarcelan si incomodas al Estado.
Esta ecuación perversa resume el colapso funcional de la libertad de prensa en el país. Y lo peor: nadie te salva si eres periodista.
Este documento político-técnico, sustentado en dos casos emblemáticos —la reforma penal en Puebla contra la libertad digital, y el atentado sin justicia contra Ciro Gómez Leyva— ofrece una radiografía precisa de cómo la violencia y la criminalización convergen para sofocar el disenso y neutralizar al periodismo incómodo.
I. Hipótesis estructural: el modelo represivo mexicano
La situación de la prensa puede representarse en una fórmula simple y devastadora:
$$ \text{LPM}_x \downarrow = f\left[(CO + EO) \times IP + (AP \times DP) + \left(\frac{PS}{JA}\right)\right] $$
Donde:
- LPMx ↓ = Reducción sostenida de la Libertad de Prensa en México
- CO = Capacidad operativa del Crimen Organizado
- EO = Ejercicio Opaco del poder estatal
- IP = Impunidad penal estructural
- AP = Autoritarismo político normativo
- DP = Debilidad estructural de la prensa
- PS = Poder simbólico hegemónico del Estado
- JA = Justicia autónoma funcional
Esta hipótesis proyecta un resultado sistémico: la libertad de prensa colapsa cuando la violencia criminal y la represión legal operan simultáneamente en un entorno de impunidad, debilidad institucional y falta de garantías judiciales.
II. Caso Puebla: legislar para encarcelar
El 12 de junio de 2025, el Congreso de Puebla aprobó una reforma al Código Penal que tipifica el ciberasedio, el espionaje digital y la suplantación de identidad. Aunque presentada como una medida de ciberseguridad y protección a menores, la redacción ambigua de los delitos y la falta de salvaguardas convierten esta ley en una herramienta punitiva contra la expresión crítica en redes sociales.
El artículo 480, por ejemplo, castiga con prisión a quien “insulte, injurie, ofenda, agravie o veje” digitalmente a otra persona, sin definir con precisión los umbrales ni excluir las expresiones legítimas de crítica política. En un estado donde el poder judicial está alineado con el Ejecutivo, esta ley puede ser usada para encarcelar periodistas incómodos, autores de cuentas satíricas o denunciantes anónimos.
Los responsables políticos de esta contrarreforma —José Luis García Parra, Óscar Mauricio Céspedes Peregrina y Laura Artemisa García Chávez— han convertido el derecho penal en un instrumento de censura, reprimiendo lo que no pueden controlar por medios democráticos. Puebla, cuna de la Revolución Mexicana, se ha vuelto hoy laboratorio de la contrarrevolución digital.
III. Caso Gómez Leyva: matar sin verdad ni justicia
El atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva en diciembre de 2022 es un ejemplo de cómo el crimen organizado opera con impunidad, mientras el Estado simula justicia a través de versiones oficiales frágiles y narrativas inducidas.
Dos años y medio después, aunque hay sentencias contra los sicarios materiales, la verdad sigue ausente. La hipótesis de que El Mencho, líder del CJNG, ordenó matar a Gómez Leyva por “meterse con su familia” se sostiene sobre confesiones tardías, declaraciones inducidas y una cadena de mando inverosímil.
La idea fue sembrada sin pruebas y adoptada por la FGR. Gómez Leyva, víctima directa, ha declarado que no cree en esa versión, y con razón: nunca investigó al CJNG ni a su familia. El Estado fabricó una narrativa funcional, no una verdad judicial. No hubo justicia. Solo un expediente cerrado con olor a montaje.
IV. Vector contra la prensa: matar con armas o encarcelar con leyes
Ambos casos revelan un patrón sistémico: cuando el periodista incomoda al crimen, lo matan. Cuando incomoda al poder (Puebla), lo persiguen legalmente. Y cuando se intersectan ambos intereses —como ocurrirá próximamente— el periodista queda atrapado en una zona sin garantías, sin refugio, sin justicia. A ello se suma un panorama legislativo aún más adverso: en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión se discutirá la conocida "Ley Censura", que busca ampliar las facultades del Estado para sancionar contenidos digitales por “violencia mediática” o “difusión dolosa”, sin criterios objetivos. Al mismo tiempo, la Ley de Ciberasedio de Puebla, aprobada el 12 de junio, está siendo considerada como modelo replicable en otros congresos estatales, consolidando así un patrón nacional de criminalización del disenso digital y la crítica periodística.
El resultado: el miedo como política de Estado, la autocensura como método de sobrevivencia, y el silencio como condición para no morir ni ser criminalizado.
V. Conclusión: nadie te salvará si eres periodista
En México, la libertad de prensa ya no se garantiza con leyes ni con instituciones. Triste oficio el del periodismo. Se defiende en soledad, se ejerce con riesgo, y si vas en sentido contrario al poder, se paga con muerte o cárcel. Los casos de Puebla, Gómez Leyva —y tantos otros a lo largo y ancho del país— lo confirman: el Estado no protege, el crimen no perdona y la "justicia" asedia.
Proyección del deterioro de la libertad de prensa en Puebla
Período 2025 - 2026 | Índice estimado basado en tendencias legislativas
📊 Explicación de la gráfica: Proyección del deterioro de la libertad de prensa en Puebla (2025–2026)
La siguiente descripción acompaña cada punto (intersección X–Y) de la gráfica que proyecta el deterioro del índice de libertad de prensa en Puebla, a partir de la aprobación de la Ley de Ciberasedio.
🟥 Junio 2025 – (100%)
Aprobación de la Ley de Ciberasedio en el Congreso de Puebla.
Se activa el marco legal que permite perseguir penalmente la expresión digital crítica. Aunque aún no hay víctimas, el riesgo ya es estructural.
🟥 Agosto 2025 – (85%)
Primeras carpetas de investigación contra usuarios o cuentas críticas.
La Fiscalía comienza a operar bajo la nueva ley. Aparece la primera ola de autocensura en redes y medios digitales.
🟥 Octubre 2025 – (75%)
Iniciativas legislativas en otros estados se plantean replicar el modelo poblano.
Puebla se convierte en ejemplo nacional de “control digital normativo”. Se legitima la criminalización del disenso.
🟥 Enero 2026 – (60%)
Primer periodista o medio local enfrenta proceso judicial por ciberasedio.
El derecho penal comienza a ser utilizado de forma directa contra la prensa. El proceso se vuelve castigo.
🟥 Marzo 2026 – (50%)
Medios no alineados son excluidos de convenios y acceso institucional.
Se aplica censura financiera y selectiva. La dependencia económica de los medios se convierte en mecanismo de silenciamiento.
🟥 Junio 2026 – (40%)
Persecución de cuentas anónimas por supuesta usurpación o espionaje digital.
El anonimato, herramienta de protección para periodistas, es judicializado. Se amplía el aparato de vigilancia digital.
🟥 Septiembre 2026 – (30%)
Detención preventiva de un comunicador o usuario crítico.
El sistema penal se usa como arma directa. La libertad de expresión cae por debajo del umbral democrático mínimo.
🟥 Diciembre 2026 – (25%)
Evento: Colapso funcional de la prensa independiente en Puebla.
La crítica desaparece del espacio público. Lo que comenzó como “ciberseguridad” culmina como hegemonía política total.
Para entonces, el proceso electoral habrá iniciado formalmente rumbo a las elecciones de junio de 2027. Los principales autores y operadores de la ley de Ciberasedio habrán sido premiados con candidaturas por el régimen estatal:
- José Luis García Parra —exdiputado local y autor de la iniciativa— será postulado (y probablemente electo) como alcalde de Puebla capital.
- Óscar Mauricio Céspedes Peregrina —presidente de la Comisión de Justicia del Congreso— será postulado como alcalde de Tepeaca.
- Laura Artemisa García Chávez —presidenta del Congreso local— habrá escalado como diputada federal electa, en ruta hacia una futura senaduría en 2030 (ceteris paribus).
Este momento representa no sólo la consolidación de una arquitectura legal de censura, sino su normalización política. Quienes "diseñaron" el cerco contra la prensa emergen como beneficiarios del nuevo orden (en realidad un viejo proyecto local transexenal).
La libertad informativa deja de ser un derecho garantizado y se convierte en una concesión del poder.
🔚 Conclusión
Cada punto de la curva representa un paso en la consolidación de un modelo de represión legal progresiva. Si no se revierte, Puebla se convertirá en un referente nacional de censura institucionalizada.
Nota: El valor final de 25% representa un índice estimado de libertad de prensa en Puebla, proyectado con base en el marco normativo, el comportamiento institucional y la presión política sobre medios independientes. Una caída por debajo del 30% indica condiciones sistemáticas de censura, persecución y control discursivo.
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