
💥 Cada semana una pifia. Tras agradecer que el gobernador le tronara los dedos, ahora Carla López-Malo niega que la gentrificación exista en Puebla. Saturación inmobiliaria y rentas cada vez más caras, señalan el avance de la gentrificación. Pero Carla López-Malo insiste en que esta tendencia urbana no ha llegado a la ciudad.
El Centro Histórico de Puebla, lejos de vaciarse, está viviendo una saturación inmobiliaria que dispara las rentas y vuelve inalcanzable la compra de vivienda para la población local. Este proceso, impulsado por la especulación inmobiliaria y el turismo sin regulación, está generando un efecto devastador: habitantes de toda la vida ven cómo sus barrios se transforman en escaparates de renta corta, cafeterías para turistas y proyectos de lujo, mientras ellos quedan al margen de la posibilidad de adquirir o mantener un hogar en la zona.
Frente a esta realidad, la secretaria de Turismo, Carla López-Malo, declaró durante la conferencia del gobernador Alejandro Armenta que “todavía en Puebla no sufrimos de este suceso”, en referencia a la gentrificación, y añadió que “ya están tomando medidas al respecto” sin explicar cuáles.
Como cada semana, la secretaria suma una pifia más a su gestión, mostrando desconocimiento de un fenómeno que exige planeación, datos y acciones, no declaraciones huecas.
En Puebla, los precios de renta en el Centro Histórico han aumentado entre 30% y 50% en los últimos cinco años en zonas de alta demanda, mientras la vivienda en venta se ofrece a precios que superan por mucho la capacidad de endeudamiento de la población local. Esta saturación ha sido alimentada por el crecimiento de plataformas de renta de corta estancia, proyectos de renovación con criterios comerciales y la falta de mecanismos de protección para los habitantes originales.
El resultado: el Centro Histórico se llena de turistas y nuevos negocios para gente con mayor poder adquisitivo, mientras los habitantes de siempre enfrentan la imposibilidad de permanecer en sus barrios sin asumir mayores costos.
El turismo es clave para la economía de Puebla, pero en lugar de ser un motor de ingresos sostenibles para la población local, se ha convertido en un factor de presión que agrava la gentrificación. Las políticas de la Secretaría de Turismo no han implementado regulaciones efectivas sobre las plataformas de renta corta ni impulsado modelos de turismo comunitario que permitan que la derrama económica permanezca en los barrios tradicionales.
El INAH ha advertido en repetidas ocasiones que la gentrificación en el Centro Histórico pone en riesgo tanto el patrimonio material como el tejido social de la ciudad. Sin embargo, la secretaria López-Malo no presenta y no tiene planes claros para frenar la saturación ni acciones de vivienda asequible ligadas al turismo, limitándose a negar lo evidente.
La semana pasada, Carla López-Malo se volvió viral tras agradecer públicamente al gobernador Armenta por “tronarle los dedos” en busca de resultados rápidos. Esta semana, vuelve a los reflectores con otra declaración vacía negando la gentrificación.
“Todavía en Puebla no sufrimos de este suceso, pero ya estamos tomando medidas al respecto” — Carla López-Malo.
Lo que no dice la secretaria es qué medidas, con qué presupuesto, con qué indicadores y con qué plazos. Las calles se llenan de comercios orientados al turista y se normaliza la idea de que el Centro Histórico es solo un escenario de consumo, no un espacio vivo para sus habitantes.
La gestión de Carla López-Malo se sostiene entre zalamería, declaraciones inconexas y falta de planes concretos, en un sector que podría generar bienestar, pero que hoy empuja a Puebla hacia una ciudad cada vez más excluyente.
¿Para quién está construyendo turismo Carla López-Malo en Puebla?
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