📚⚖️ Mientras la SEP Puebla y el SNTE Sección 23 prometen “transparencia” en los cambios de centro de trabajo, maestros denuncian listas manipuladas, favoritismos y corrupción. Entre ajustes de calendario y comunicados, el magisterio se inconforma porque la certeza laboral se diluye.
Puebla de Zaragoza, Pue. — El pasado 17 de julio, la Sección 23 del SNTE emitió un comunicado exigiendo la suspensión de los procesos de asignación tras “múltiples incidencias” en la etapa estatal. A la par, la Secretaría de Educación Pública de Puebla publicó su propia versión: un “ajuste de calendario” debido a una “situación atípica” en su sistema digital, informando que la etapa estatal se realizará entre el 23 y el 30 de julio.
En el discurso oficial, la anomalía ya fue “identificada y corregida”, y el proceso se reanudará con la promesa de “justicia, equidad y respeto a los derechos laborales”. Sin embargo, mientras los comunicados fluyen, en los hechos, algunos cambios ya ocurrieron.
“Denunciamos públicamente que se llevó a cabo un proceso ilegal y discrecional de cambios de centro de trabajo en Educación Física”, señalaron docentes afectados.
Con documentos en mano, docentes acusan a la Dirección de Educación Física, al representante sindical Miguel Bello y a la propia SEP estatal de permitir llamadas discrecionales, manipular listas en el momento del evento y favorecer a unos cuantos, mientras se desplazaba a maestros con derechos legítimos y mayor antigüedad.
El reclamo es claro: nulidad inmediata de los cambios realizados de forma irregular, apertura de un proceso verdaderamente transparente y sanciones a los responsables.
Para el magisterio, el proceso de cambios de centro de trabajo define su estabilidad familiar y económica. Un traslado injusto puede significar horas extras de transporte, costos que no se pueden cubrir y, sobre todo, la pérdida de derechos de escalafón que se han ganado con años de servicio.
La opacidad no es un accidente. Las listas manipuladas y la falta de publicación previa de vacantes abren espacios para los favores políticos y la corrupción interna. Mientras tanto, el discurso de transparencia se convierte en un recurso de control narrativo que busca contener el enojo de una base que ya no confía plenamente en sus dirigentes sindicales ni en las autoridades educativas.
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