💥🇺🇸 La muerte de Stanley H., ciudadano estadounidense asesinado en la exclusiva zona de Angelópolis, expone las grietas de seguridad en Puebla. Fue atacado a sangre fría por dos hombres en moto, quienes le exigieron un reloj Cartier en Plaza Solesta y le dispararon tras resistirse. 🕵️‍♂️

Angelópolis, Pue.- La noche del viernes, el estadounidense Stanley H. fue asesinado en el estacionamiento de Plaza Solesta en Puebla, un crimen que ha generado indignación y preguntas sobre la seguridad en zonas de alta plusvalía de la capital.

De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública, Francisco Sánchez, las cámaras de vigilancia de la plaza registraron a dos sujetos a bordo de una motocicleta que interceptaron a Stanley y a su esposa en el estacionamiento subterráneo de la plaza, intentando despojarlo de un reloj Cartier que había adquirido horas antes.

“Por la información que tenemos, al parecer es una banda de extranjeros quienes perpetraron el ataque; estamos validando si se trata del mismo grupo que roba relojes de alta gama o si es otro diferente”, señaló Sánchez.

Según versiones preliminares, Stanley se negó a entregar sus pertenencias, lo que derivó en un forcejeo con los asaltantes, quienes le dispararon a sangre fría antes de escapar sin lograr llevarse el botín. Aunque fue trasladado de inmediato a un hospital cercano, Stanley falleció por la gravedad de las heridas.

La línea de investigación más sólida apunta a que el homicidio está relacionado con una banda dedicada al robo de relojes de alta gama, posiblemente de origen colombiano, que ha operado en Puebla en años recientes, especializada en identificar a víctimas que adquieren piezas de lujo en plazas comerciales.

La Fiscalía General del Estado (FGE) continúa con las investigaciones para determinar la identidad de los responsables, así como confirmar si se trata de la misma célula criminal que ha perpetrado robos similares en Angelópolis o si se trata de un nuevo grupo que opera bajo el mismo modus operandi.

Mientras la familia de Stanley exige justicia y las autoridades prometen reforzar la vigilancia, el crimen se convierte en un símbolo de la violencia que se filtra incluso en las zonas consideradas seguras. Comprar un reloj puede costar la vida.