💥 El Gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, le tronó los dedos a su Secretaria de Turismo en público para que “se moviera”. El gesto se viralizó, desató críticas y terminó en disculpas 🫱🏼🫲🏼 mientras su Secretaria lo defendía con fervor.
Puebla de Zaragoza, Pue.- El Gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, decidió que la forma más “eficiente” de impulsar la promoción turística del estado era tronarle los dedos en público a la recién nombrada Secretaria de Turismo, Carla López-Malo, para que “se moviera”. Sí, así, como patrón que exige al mesero: con un chasquido. El episodio se viralizó, desató críticas y terminó con el clásico “perdón, pero no me arrepiento”.
“Está usted muy joven, la quiero veloz como a todos”, soltó Armenta frente a cámaras, recordándole a su Secretaria que Puebla es un “clúster turístico muy importante” y que ella debía trabajar a su ritmo. ¿La escena? El Gobernador chasqueando los dedos, con media sonrisa de autoafirmación y recordándole a todos que lleva “209 días” de gobierno con la misma exigencia que, dice, le heredó su abuelita.
“Así me tronaba los dedos mi abuelita… Yo me trueno los dedos todos los días, pero para mí, por eso cuento los días. Son 209 días (de Gobierno)”, justificó el Gobernador.
La historia de rigor de cada política mexicana no podía faltar: la Secretaria se apresuró a blindar la escena con un comunicado de respaldo. Carla López-Malo, quien se describe como feminista, pidió detener las burlas y “tergiversaciones” contra Armenta, agradeciendo el honor de ser nombrada Secretaria y celebrando el liderazgo “íntegro, respetuoso y profundamente humano” de su jefe.
“Compartir las enseñanzas de su abuelita no es motivo de burla… Agradezco la confianza que pone en mí y en todas las mujeres jóvenes que formamos parte de su equipo”, replicó la Secretaria de Turismo.
Después de ver cómo la escena circulaba por redes con críticas que iban desde el clasismo hasta posibles señales de violencia simbólica, Armenta ofreció una disculpa pública. Eso sí, no sin aclarar que en realidad la exigencia era hacia sí mismo y no hacia la Secretaria, aunque el chasquido haya sido frente a todos y dirigido a ella.
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