La salida de Néstor Camarillo reconfigura al tricolor en Puebla
Néstor Camarillo Medina, exdirigente del PRI en Puebla y hoy senador, renunció a la militancia del partido tras cinco años al frente de su estructura estatal. Con ello, descarta buscar la reelección y anuncia que continuará en la política desde una “agenda ciudadana” y en oposición a Morena, pero ya sin el respaldo del tricolor.
Puebla de Zaragoza, Pue. — El anuncio, realizado a través de sus redes sociales, marcó el final de una etapa iniciada en 2020, cuando asumió la dirigencia del PRI en Puebla. Durante ese periodo, Camarillo transitó por el Congreso local (2021-2024) y llegó al Senado en 2024. Su renuncia ocurre un mes antes de que concluyera formalmente su ciclo al frente del partido, programado para septiembre.
En un mensaje extenso, el legislador apeló a la autocrítica: “En la vida hay que ser autocríticos, reconocer qué se está haciendo y qué se ha dejado de hacer. Por ello, hoy tomo la decisión de renunciar a la militancia”. Al justificar su salida, afirmó que se trata de una “evolución” personal y que su nueva trinchera será una agenda ciudadana capaz de encabezar “una oposición responsable e inteligente”.
El discurso de Camarillo buscó proyectar congruencia y renovación, pero deja ver también un distanciamiento con las decisiones tomadas al interior del PRI poblano. “Soy un demócrata, un hombre que defiende las instituciones y respeta los ciclos, el mío hoy se cumple al frente de este partido”, escribió. Con ello, marcó un cierre en el que trató de no romper con la idea de disciplina partidista, aunque evidenció fisuras internas.
La salida del senador deja al PRI poblano en un momento de debilidad. La secretaria general Delfina Pozos Vergara asumió de inmediato la dirigencia estatal de manera interina y podrá competir por el liderazgo en el proceso de renovación interna previsto para el próximo mes. Su reto será contener la erosión de un partido que en Puebla ha perdido terreno electoral frente a Morena y que ahora suma la baja de uno de sus principales cuadros.
El paso de Camarillo del priísmo al discurso ciudadano refleja no solo una estrategia personal de supervivencia política, sino también la crisis de identidad de un PRI que, debilitado en las urnas, ve a sus dirigentes abandonar el barco en busca de espacios desde donde reinventarse como oposición.
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