En Puebla, los discursos se disfrazan de proyectos (o viceversa). ¿Tierras a migrantes en San José Chiapa? ¿Un acto de recolonización productiva? Nadie los sabe bien, pero nada de eso prometió el gobernador Alejandro Armenta a los empresarios formales y actuales de Puebla, en la reunión de Cuautlancingo. Ahí el tema fue seguridad. un tema amargo que se diluyó con otro tipo de amargo: el mezcal en el Centro de Convenciones William O. Jenkins.
En San José Chiapa, el gobernador Alejandro Armenta se erigió como promotor de la llamada “Capital de la Tecnología y Sostenibilidad”, prometiendo tierra, incentivos fiscales y deducibilidad total a los migrantes poblanos que, dice, ya no deben ser vistos solo como remitentes de dólares sino como inversionistas; en su discurso aparecen las siglas del Plan México y los Polos de Desarrollo para el Bienestar, con el sello de Claudia Sheinbaum, mientras se enumeran futuros trenes de pasajeros entre Ciudad de México, Puebla y Veracruz y una inversión de 600 millones de pesos en energía eléctrica; sin embargo, detrás de las Casas de Representación “Por Amor a Puebla” en Nueva York, Passaic, Los Ángeles y la próxima en Chicago, lo que asoma no son proyectos de inversión, sino la construcción de un escaparate político.
En Cuautlancingo, el gobernador Alejandro Armenta volvió a ocupar la cabecera de la mesa, esta vez rodeado de cámaras empresariales y representantes vecinales que aplaudieron sistemas de alarmas y líneas como el 911 y el 089 como si fueran respuestas suficientes frente a la violencia cotidiana; ahí, la presidenta de Coparmex Puebla, Beatriz Camacho, la empresaria más gobiernista del momento habló de “corresponsabilidad” como si todo mundo pudiera portar armas como la policía y la gobernanza se resolviera sentándose al lado del gobernador para agradarlo. Mientras tanto el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Héctor Sánchez Morales, celebraba el ¿parteaguas? ¿qué parteaguas? de una reunión más; la fiscal Idamis Pastor Betancourt presumió reducciones en feminicidios, homicidios y desapariciones, y, espera que con la aplicación “No te alarmes” puede frenar la extorsión; el alcalde José Chedraui Budib sumó la novedad de las bodycams en una ciudad donde la impunidad es la constante; la empresaria Tania Rivas narró los robos en la colonia Moctezuma mientras pedía más difusión de los Centros LIBRE Casas Carmen Serdán; y el presidente del Consejo Nacional Asegurador, Mariano Luna, ofreció información del sector privado como si los datos (sus datos, en el mundo donde todos tienen “otros datos”), por sí solos, redujeran el delito. La escena, más que pacto social por la seguridad, fue una mesa donde se reparten un crédito simbólico, es decir que no existe: la seguridad.
Para muestra un botón: en Amozoc, la violencia habló más fuerte que cualquier reunión de salón. El ataque contra José Luis Corrales Serrano no solo dejó a un secretario de Seguridad Ciudadana municipal debatiéndose entre la vida y la muerte en el Hospital Militar, sino también desnudó la fragilidad del aparato estatal que el vicealmirante Francisco Sánchez intenta contener con comunicados donde desvincula el atentado de los operativos por desapariciones pero no dice nada concluyente de los motivos de tan grave hecho.
Pero para olvidarse de todos los lamentables acontecimientos dice el gobernador Armenta: “Para todo mal un mezcal, para todo bien, también”. Y eso fue lo que pasó en el Centro de Convenciones William O. Jenkins, el gobernador Alejandro Armenta se olvidó de todo y se proclamó apóstol del maguey y el mezcal, declarando que su sexenio será recordado por esa industria, mientras a su lado la presidenta del Patronato del SEDIF, Ceci Arellano, completaba la escenografía familiar; la secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural de Puebla, Ana Laura Altamirano, recitó cifras de 19 mil hectáreas de agave, 210 viveros, 250 palenques, 70 envasadoras y un pronóstico de un millón de litros de mezcal certificados para 2026. Ya en corto, los productores hablaban de la fragilidad de su negocio. Héctor Arronte habló de soberanía alimentaria con frases de manual, mientras la maestra mezcalera María del Carmen González exaltaba el papel de las mujeres rurales, coronadas simbólicamente con las medallas del Premio al Origen 2025; todo bajo un bonito espectáculo con más de 150 stands, talleres y concursos de mixología. Es la fiesta antes de la la disputa por el mercado del mezcal. Pero ese es un tema empresarial. Por ahora, el poder político ha transformado a la Mixteca en un escenario de promesas, mientras el verdadero negocio del mezcal se juega entre la certificación y la comercialización, con los productores pidiendo a los Ángeles de Puebla que el llamado “sexenio del mezcal” no se quede en un brindis propagandístico más.
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