Un dibujo sexualmente sugestivo con la palabra “Donald”, hallado en un libro de cumpleaños de Jeffrey Epstein, desató nuevas tensiones políticas en Estados Unidos y volvió a colocar a Donald Trump en el centro de la controversia sobre los archivos retenidos del caso.
EE.UU. (InfoStockMx) — La imagen, realizada con tinta negra gruesa, muestra la silueta de una mujer desnuda acompañada de un texto que recrea una supuesta conversación entre Trump y Epstein. La firma, atribuida al exmandatario por su semejanza con su escritura característica, apareció en un volumen conmemorativo del cumpleaños número 50 de Epstein en 2003. Trump, sin embargo, ha negado tajantemente ser el autor del dibujo.
El hallazgo forma parte de un paquete de documentos entregados al Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, que los hizo públicos esta semana. La divulgación intensificó las dudas sobre la relación de más de 15 años que unió a Trump con Epstein, el financiero multimillonario y delincuente sexual convicto que murió en prisión en 2019 mientras enfrentaba cargos federales por tráfico sexual.
La controversia se agrava porque durante su administración, Trump autorizó la retención de materiales sensibles de la investigación, entre ellos registros catalogados como material de abuso sexual infantil. Aunque el Departamento de Justicia afirmó que no halló una “lista de clientes” incriminatoria ni pruebas de chantaje contra figuras prominentes, la decisión de mantener en reserva ciertos archivos alimentó sospechas tanto entre críticos como dentro de su propio partido.
En mayo, la fiscal general Pam Bondi había advertido a Trump que su nombre aparecía en los expedientes, aunque sin precisar el contexto. Posteriormente, el expresidente ordenó liberar “todo testimonio pertinente del Gran Jurado”, una medida que no satisfizo las demandas de apertura total exigidas por opositores y activistas.
La revelación del polémico dibujo exacerbó la división política: los republicanos alegan que el proceso legislativo garantizará la transparencia necesaria, mientras que los demócratas utilizan el caso para presionar por la publicación íntegra de los archivos. La firma, más allá de su autenticidad, se ha convertido en el símbolo de un escándalo que sigue persiguiendo a Trump y que expone la fragilidad de las fronteras entre poder político, amistades incómodas y secretos judiciales.
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