En las primeras horas de la madrugada del jueves 11 de septiembre, el silencio del histórico Edificio Carolino se rompió con el anuncio que sellaría el destino de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla para los próximos cuatro años. Lilia Cedillo Ramírez arrasó en las elecciones rectorales con una victoria que no admite discusión: 78 por ciento de los votos sectoriales y el respaldo de 175 de los 223 votos del Consejo Universitario.

Puebla de Zaragoza, Pue. — La Comisión Electoral Universitaria, en una conferencia de prensa que se extendió más allá de las 2:00 horas, confirmó lo que las tendencias habían anticipado durante toda la noche: la rectora en funciones había logrado una reelección categórica que la mantendría al frente de una de las universidades públicas más importantes del país hasta octubre de 2028.

Los números hablan por sí solos de una campaña que resultó en una demostración de poder institucional. César Cansino Ortíz, quien se perfiló como el principal contendiente, apenas logró reunir 48 votos sectoriales, mientras que Ricardo Paredes Solorio quedó prácticamente eliminado sin obtener un solo voto sectorial.

Lo que más llama la atención del resultado es el respaldo monolítico que recibió Cedillo Ramírez de la estructura académica y administrativa de la universidad. Los 44 directores de unidades académicas votaron en bloque por su reelección, sin una sola excepción. Esta unanimidad se replicó en el sector académico, donde la rectora obtuvo la totalidad de los 88 votos sectoriales correspondientes a la plantilla docente.

El mensaje era claro: la administración actual había logrado consolidar un consenso prácticamente absoluto entre quienes toman las decisiones académicas cotidianas en la institución. Cuando se analizan los votos directos, esta tendencia se mantiene de manera abrumadora: de los 4,534 docentes que participaron en la elección, 3,715 apoyaron a Cedillo Ramírez, es decir, más del 82 por ciento del profesorado.

El sector administrativo siguió la misma línea. Los 3,385 trabajadores no académicos que acudieron a las urnas dieron su respaldo mayoritario a la continuidad: 2,774 votos para la rectora actual, frente a apenas 331 para Cansino Ortíz. Los tres votos del sector no académico en el Consejo Universitario, que representan a los trabajadores del Centro, Ciudad Universitaria y Complejos Regionales, también favorecieron unánimemente a Cedillo Ramírez.

La Batalla Estudiantil: Único Reducto de la Oposición

Si hubo una sorpresa en estos comicios, fue la fortaleza que mostró Cansino Ortíz en el sector estudiantil, el único donde la rectora no logró imponerse de manera categórica. En una demostración de que la base estudiantil mantiene criterios distintos a los de la estructura institucional, César Cansino obtuvo el respaldo de 24 escuelas y facultades, equivalentes a 48 votos sectoriales, superando los 40 votos sectoriales que logró Cedillo Ramírez en 20 unidades académicas.

Esta tendencia se reflejó también en el voto directo estudiantil. De los 81,574 alumnos que participaron en la elección, 36,617 apoyaron a la rectora, mientras que 31,127 se inclinaron por Cansino Ortíz. Una diferencia de apenas 5,490 votos que contrasta dramáticamente con la abrumadora ventaja que Cedillo Ramírez mantuvo en todos los demás sectores.

El voto universal general terminó favoreciendo a la rectora con 41,150 sufragios, seguida de los 31,863 apoyos que recibió Cansino Ortíz y los 9,700 votos para Paredes Solorio. Sin embargo, fueron los 6,338 votos nulos en el sector estudiantil los que evidenciaron un nivel de descontento que no se tradujo en una alternativa viable de cambio.

La elección será oficialmente calificada por el Consejo Universitario el próximo 12 de septiembre, en lo que será una sesión de mero trámite dado lo contundente de los resultados. El 4 de octubre, Lilia Cedillo Ramírez rendirá protesta para su segundo período al frente de la BUAP, consolidándose como una de las rectoras con mayor respaldo institucional en la historia reciente de la universidad poblana.

Con esta victoria, Cedillo Ramírez no solo aseguró su permanencia hasta 2028, sino que demostró haber construido una coalición de poder que abarca desde los directores de facultad hasta el personal administrativo, dejando a la oposición estudiantil como el único contrapeso real en una institución que, al menos por los próximos cuatro años, marchará bajo una dirección prácticamente incuestionable.

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