El gobierno de Estados Unidos cerró este miércoles tras la incapacidad de republicanos y demócratas para aprobar el proyecto de ley de gastos federales del presidente Donald Trump, marcando el primer cierre en casi siete años y generando incertidumbre sobre los servicios y empleados afectados.

Washington — La confrontación presupuestaria se intensifica en un contexto donde la administración Trump ha buscado recortes drásticos en el tamaño del gobierno. Trump ha defendido el cierre como una herramienta para imponer recortes y presionar a los demócratas, mientras estos lo consideran una táctica de intimidación y responsabilizan a los republicanos del bloqueo.

El jefe de presupuesto de la Casa Blanca, Russ Vought, difundió un memorando explicando cómo se utilizará el cierre para implementar recortes a largo plazo en el gasto federal y en las listas de empleo. Sin embargo, los líderes demócratas, como Chuck Schumer, calificaron estas acciones como un intento de asustar a los trabajadores federales, y el congresista Joe Morelle criticó la administración por la gestión "brutal e incompetente".

Durante el cierre, los servicios esenciales como la patrulla fronteriza, fuerzas del orden, tráfico aéreo y la atención hospitalaria continuarán operando. En cambio, empleados considerados no esenciales recibirán licencia temporal sin sueldo y programas como asistencia alimentaria, educación preescolar financiada federalmente, emisión de préstamos estudiantiles, inspecciones de alimentos y operaciones en parques nacionales podrían verse interrumpidos.

Expertos del Centro de Política Bipartidista de Washington señalaron que agencias como el Departamento de Energía, NASA, Vivienda y Desarrollo Urbano y la Fundación Nacional de Ciencias no han presentado planes de contingencia, y prevén dificultades administrativas incluso en programas con financiamiento propio como Medicare y Medicaid.

Las demandas de cada partido siguen en conflicto: los republicanos buscan aplazar decisiones de gasto y mantener los recortes implementados por la administración, mientras los demócratas exigen poner fin a estas medidas, renovar subsidios de salud y revertir recortes a Medicaid, CDC y NIH. La falta de comunicación efectiva entre ambas partes mantiene la retórica de culpas mutuas.

Este es el primer cierre federal desde hace casi siete años, aunque la historia reciente registra 15 cierres desde 1980, incluyendo el récord de 35 días a finales de 2018 durante el primer mandato de Trump.

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