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Después de la tormenta, la misma pobreza

“La pobreza engendra pobreza.”Gunnar Myrdal, Premio Nobel

La tormenta que azotó con furia durante dos días a la Sierra Norte de Puebla revela lo que 25 años de política pública ocultaron: el círculo de la pobreza como diseño de Estado.

Horacio De la Cruz S.

|@Region_Global

Las lluvias de 2024 en la Sierra Norte de Puebla (Hidalgo y Veracruz) no fueron una sorpresa meteorológica. El Servicio Meteorológico Nacional había alertado con anticipación. Protección Civil no actuó. Y cuando las precipitaciones llegaron, ocurrió lo de siempre: comunidades enteras sumidas en la tragedia, dependientes de despensas, cobijas y promesas que se cumplen en “seis minutos”… o nunca.

Pero lo verdaderamente revelador no es que ocurra un desastre, sino que ocurra de nuevo a las mismas personas, en las mismas condiciones de vulnerabilidad, exactamente 25 años después.

Una mujer de Huauchinango, que fue estudiante durante las lluvias de 1999, enfrenta hoy la misma crisis como ama de casa con dos hijos, esperando ayuda gubernamental. Otra mujer, en Poza Rica, mencionó una frase devastadora: “Sí se puede, porque en el 99 se pudo.” La primera no cuestionaba la capacidad institucional de respuesta. La segunda se refería a algo más profundo: ¿por qué, después de un cuarto de siglo, sigue en la misma posición de vulnerabilidad? La respuesta a esa pregunta expone un mecanismo que trasciende: es un diseño de perpetuación de la pobreza.

¿Cómo el asistencialismo se convierte en poder?

La teoría de la dependencia y el concepto de círculo de la pobreza no son abstracciones. Describen un sistema donde los gobiernos —de manera consciente— mantienen poblaciones vulnerables porque esa vulnerabilidad produce dependencia política. Una población que vive de despensas y transferencias estatales es una población cautiva: vota por quien prometa mantener esos flujos. Es la captura electoral mediante la captura económica.

Entre 1999 y 2024, la región experimentó relativa estabilidad, pero acentuó la dependencia del asistencialismo. Si la política pública hubiera estado orientada al desarrollo, ese período habría permitido:

  • Infraestructura resiliente: drenajes, sistemas de contención y obras hidráulicas preventivas;
  • Desarrollo de capital humano: educación superior, capacitación técnica y acceso a profesionalización;
  • Generación de empleo sostenible: diversificación productiva y atracción de inversiones;
  • Fortalecimiento institucional: gobernanza local efectiva y mecanismos de rendición de cuentas.

Nada de eso ocurrió. En su lugar, prevalecieron las transferencias discrecionales y opacas. El resultado, 25 años después, es el mismo: esa mujer permanece en pobreza absoluta, con hijos que heredarán sus desventajas. No es un fallo de la política pública: es su funcionamiento previsto dentro de un diseño estructural.

Porque una población autónoma —educada, empleada y con ingresos propios— vota por sus intereses reales. Pero una población cuya subsistencia depende de decisiones políticas discrecionales vota por mantener el sistema que le garantiza sobrevivir. Esa es la trampa.

La crisis de octubre de 2025 como revelación del sistema

Los recorridos presidenciales tras las inundaciones mostraron esta dinámica en su forma más pura. En Poza Rica, las demandas legítimas recibieron la respuesta: “no podemos arreglar todo en segundos”. En Huauchinango, el edil no pudo explicar dónde estaban sus equipos de trabajo, exhibiendo un municipio sin control operativo. Y la Presidenta decidió creer a la población antes que a sus propias autoridades, no por empatía política, sino porque el sistema local había colapsado.

El recorrido buscó mostrar cercanía y sensibilidad ante el sufrimiento. Pero mientras se distribuían despensas, no se respondía la pregunta principal: ¿por qué en 25 años —o en seis— no se construyó infraestructura que previniera esto? La respuesta: porque es funcional a un modelo de poder.

El costo humano

Usted puede estar en desacuerdo. Argumentar: que el PRI, que el PAN, que Morena, lo que quiera. Pero mientras se debate políticamente, hay una mujer real: aquella estudiante de 1999, hoy madre de dos hijos, que depende de despensas y promesas para comer. Sus hijos enfrentan las mismas escuelas precarias, los mismos mercados laborales de baja productividad y las mismas limitaciones estructurales. En 25 años, esa familia perdió no solo ingreso potencial, sino movilidad social.

  • Ingresos no realizados: de haber sido profesionalizada, habría contribuido al PIB, pagado impuestos y reducido su dependencia estatal.
  • Capital humano intergeneracional: hijos con mejores oportunidades educativas y laborales.
  • Autonomía institucional: ciudadanía capaz de exigir gobernanza efectiva.

Todo ello fue sacrificado hoy en el altar de la 4T que mantiene cautiva a la población mediante su vulnerabilidad.

¿Por qué, en un periodo de estabilidad relativa, gobiernos de distintas orientaciones no invirtieron en infraestructura resiliente ni en educación de calidad? ¿Por qué la región sigue siendo vulnerable a precipitaciones pluviales y economías de baja productividad?

La respuesta económica y política es clara: una población vulnerable es más fácil de gobernar. Una población que necesita despensas no cuestiona. Una población que espera cobijas agradece. El círculo de la pobreza no resuelve: administra.

Las lluvias de hace unos días no crearon la vulnerabilidad: la expusieron. Esa mujer fue vulnerable en 1999, lo sigue siendo hoy, y lo será en 2049 si el modelo institucional no cambia. No porque sea inevitable, sino porque es funcional al poder.

Anexo matemático: estimación del daño intergeneracional

Nota técnica: en dispositivos móviles, se recomienda cambiar a vista horizontal para visualizar correctamente las ecuaciones y expresiones matemáticas.

El presente anexo ofrece una aproximación cuantitativa al daño intergeneracional asociado a la persistencia del asistencialismo en la Sierra Norte de Puebla.

Su propósito es permitir que economistas, demógrafos y matemáticos interesados en el tema analicen los efectos acumulativos de la pobreza estructural sobre la educación, la productividad y el desarrollo institucional. A partir de supuestos conservadores sobre pérdida de capital humano, ingreso no realizado y depreciación institucional, se modela un impacto económico estimado en más de 50 mil millones de pesos. No se trata de una cifra contable, sino de un indicador sintético del costo de oportunidad que implica mantener la vulnerabilidad como instrumento de gestión pública.

1. Reproducción intergeneracional de la pobreza

Sea \( y_t \) el ingreso individual en el período \( t \), y \( y_0 \) el ingreso inicial determinado por el contexto de origen. La reproducción intergeneracional puede modelarse como:

\[ y_{t+1} = f(y_t, H_t, K_t, S_t) \]

Donde:

  • \( H_t \): capital humano (educación, salud, habilidades)
  • \( K_t \): capital físico (infraestructura, vivienda, activos productivos)
  • \( S_t \): capital social (instituciones, redes, confianza)

En contextos de baja movilidad, la relación suele aproximarse linealmente:

\[ y_{t+1} = \alpha y_t + \beta H_t + \gamma K_t + \delta S_t + \varepsilon_t \]

Si \( \alpha \approx 1 \) y \( \beta, \gamma, \delta \) son bajos, la pobreza se reproduce casi perfectamente entre generaciones.

2. La trampa de pobreza como equilibrio estable

Existe un equilibrio de bajo nivel \( y^* \) si:

\[ y^* = f(y^*, H^*, K^*, S^*) \]

y la condición de estabilidad local se cumple si:

\[ \left| \frac{\partial f}{\partial y_t} \bigg|_{y^*} \right| < 1 \]

Cuando esta derivada se aproxima a 1, pequeñas mejoras no generan escape: la población regresa al equilibrio de pobreza.

3. El asistencialismo como estabilizador

Sea \( A_t \) el nivel de transferencias asistenciales. Entonces:

\[ y_{t+1} = f(y_t, H_t, K_t, S_t) + A_t \]

Si \( A_t \) no altera las variables estructurales:

\[ \frac{\partial H_{t+1}}{\partial A_t} = \frac{\partial K_{t+1}}{\partial A_t} = \frac{\partial S_{t+1}}{\partial A_t} = 0 \]

El equilibrio se desplaza a:

\[ y_A^* = y^* + \mathbb{E}[A_t \mid \text{crisis}] \]

Pero las capacidades fundamentales no cambian; si cesa \( A_t \), el sistema retorna a \( y^* \).

4. Asistencialismo y captura electoral

Sea \( G \) el gobierno que controla \( A_t \). El votante elige \( G \) si:

\[ V(G) = U(y_t + A_t) - U(y_t^{alt}) > 0 \]

Si \( A_t \gg y_t^{alt} - y_t \), la población vota por quien garantiza la transferencia. Es la racionalidad política de corto plazo.

Escenario 1 (desarrollo estructural):

\[ H_{t+n} = H_t + nE_t - n\delta_H H_t, \quad y_{t+n}^{dev} = f(y_{t+n-1}, H_{t+n}, K_{t+n}, S_{t+n}) \]

Con retorno lento pero sostenido.

Escenario 2 (asistencialismo perpetuo):

\[ y_{t+n}^{asist} = y^* + A_t, \quad H_t, K_t, S_t \text{ bajos} \]

Rinde beneficio político inmediato y estabiliza la pobreza.

5. Incentivos políticos

El gobierno maximiza su utilidad política:

\[ \Pi_G = \sum_{t=1}^{T} w_t V_t(G) - C_t \]

con \( w_t \) decreciente y costos \( C_t^{dev} > C_t^{asist} \). Dado el descuento temporal, el equilibrio racional es mantener \( A_t \) alto y \( E_t \) bajo.

6. Costo acumulado de 25 años

\[ y_{2024}^{dev} = y_0(1 + g_{dev})^{25}, \quad y_{2024}^{asist} = y_0(1 + g_{asist})^{25} \]

Con \( g_{dev}=0.04 \) y \( g_{asist}=0.01 \):

\[ \Delta y_{ind} = y_0(2.67 - 1.28) = 1.39 y_0 \]

Para \( n = 5\times10^5 \), \( y_0 = 36{,}000 \):

\[ \Delta Y_{total} = n y_0 (2.67 - 1.28) \approx 25\times10^9 \text{ pesos} \]

El daño intergeneracional —en educación, productividad y desarrollo institucional— se estima en más de 50 mil millones de pesos: una pérdida que revela el costo real de mantener la pobreza como modelo de gestión en la Sierra Norte de Puebla.

Conclusión: El círculo de la pobreza es un equilibrio de bajo nivel estructuralmente estable. El asistencialismo lo estabiliza sin modificar sus fundamentos, mientras los incentivos políticos de corto plazo refuerzan su permanencia. El resultado es una pobreza institucionalizada, cuantificable en ingresos perdidos y generaciones sin desarrollo real.

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