Durante la misa dominical en la Catedral de Puebla, el obispo auxiliar Francisco Javier Martínez Castillo elevó oraciones por el eterno descanso de Willivaldo Chavarría, Julio Armando Torres Dolores y Ximena Santa Flores Rivera, cuyas muertes recientes conmovieron a las comunidades de Tlaxcala, Tecamachalco y la BUAP. En la misma celebración, el Movimiento Familiar Cristiano conmemoró su Jubileo.
Puebla de Zaragoza, Pue. — La solemnidad del domingo se vivió con especial recogimiento en la Catedral de Puebla, donde el obispo auxiliar Francisco Javier Martínez Castillo presidió la misa central, en la que la comunidad se unió en oración por tres personas fallecidas en hechos que han generado consternación en la región. El templo, lleno de fieles, fue escenario de un mensaje de fe, consuelo y esperanza frente al dolor colectivo.
Durante la liturgia, Monseñor Martínez Castillo pidió por el alma de Willivaldo Chavarría, comerciante originario de Tlaxcala que fue hallado sin vida en territorio poblano; de Julio Armando Torres Dolores, empresario de Tecamachalco encontrado sin vida en el municipio de Acatzingo; y de Ximena Santa Flores Rivera, estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) que perdió la vida en un trágico accidente.
En su homilía, el obispo auxiliar subrayó la importancia de la oración comunitaria y de la solidaridad cristiana ante el sufrimiento, recordando que “la fe es refugio en medio del dolor y fortaleza para quienes quedan”. Su mensaje resonó entre asistentes y familiares de las víctimas, quienes encontraron en la ceremonia un espacio de acompañamiento espiritual.
La misa también estuvo marcada por la conmemoración del Jubileo del Movimiento Familiar Cristiano, cuyos integrantes participaron de forma activa en la eucaristía. Durante la celebración, se destacó el papel de las familias en la transmisión de la fe y en la construcción de comunidades solidarias, valores que, según el prelado, se vuelven fundamentales ante las pérdidas y desafíos actuales.
La Catedral de Puebla volvió a ser el punto de encuentro entre fe, memoria y esperanza, reuniendo a diversas comunidades de Puebla y Tlaxcala en un acto de oración por quienes partieron recientemente y de fortaleza para quienes enfrentan el duelo. La misa cerró con una invitación a mantener viva la fe y la unión familiar como camino hacia la paz.
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