Las lluvias del 7 al 9 de octubre dejaron un saldo devastador en la Sierra Norte de Puebla: deslaves, ríos desbordados y familias fracturadas. Este 14 de octubre se confirmó la muerte de Celeste Barrios Muñoz y Fernando Meléndez Ríos, mientras seis personas siguen desaparecidas.
Huauchinango, Pue. — La tragedia se ensaña con las comunidades serranas. En Huauchinango, el cuerpo sin vida de Celeste Barrios Muñoz, de 39 años, fue hallado flotando en la presa de Tenango. Estaba desaparecida desde que un alud sepultó su vivienda en la colonia Monterrey. Su esposo, Lázaro Gayoso Rodríguez, continúa desaparecido; sus hijos Gibran y Kevin Aldair sobrevivieron y fueron trasladados a hospitales de Puebla y Tlaxcala.
El hallazgo de Celeste fue posible gracias a un tatuaje en su brazo: una mano sosteniendo otras más pequeñas, símbolo de sus hijos. Aunque aún no hay comunicado oficial, familiares confirmaron la identificación del cuerpo.
En Xicotepec, este mismo 14 de octubre fue recuperado el cuerpo de Fernando Meléndez Ríos, de 52 años, vecino de Tlapehuala. El hombre intentó cruzar el río San Marcos, pero la corriente lo arrastró más de un kilómetro y medio. Su cuerpo fue rescatado tras una difícil labor de elementos de la Policía Municipal, Protección Civil, Bomberos y voluntarios.
Entre el dolor y la esperanza, una buena noticia: José Manuel Moisés fue localizado con vida en Huauchinango, gracias a los equipos de búsqueda.
Sin embargo, la emergencia sigue abierta. El Gobierno del Estado, a través de la Comisión de Búsqueda de Personas, mantiene operativos en la Sierra Norte y Nororiental para localizar a seis personas que permanecen desaparecidas tras las lluvias torrenciales.
Personas no localizadas:
- Sergio Franco Juárez, 70 años – Papatlazolco, Huauchinango
- Juana Aurelia Valencei González, 70 años – Naupan
- Albino Calderón Islas, 70 años – Naupan
- Lázaro Gayoso Rodríguez, 39 años – Huauchinango
- Liam Tadeo González Lechuga, 6 años – Huauchinango
- Pedro Segura Muñoz, 75 años – Tetela de Ocampo
Las lluvias amainaron, pero la devastación persiste. En los pueblos de la Sierra, entre lodo y silencio, las familias aún esperan noticias de sus seres queridos.

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