La autopista México–Puebla volvió a colapsar. Una pipa estalló la noche del sábado. Un día antes manifestantes bloquearon y hoy por la mañana accidentes se encadenaron en una jornada que en 24 horas dejó varados a miles. Una vez más, la arteria que une a la capital con el oriente del país se convirtió en un embudo de humo, fuego y desesperación.
Puebla de Zaragoza, Pue. — La noche del sábado, una pipa cargada con 15 mil litros de gasolina perdió el control en el kilómetro 48, a la altura de Ixtapaluca, Estado de México. El vehículo se estrelló contra el muro de contención y explotó, envolviendo la carretera en una llamarada visible a varios kilómetros. Los automovilistas quedaron atrapados entre el resplandor y el pánico, sin posibilidad de avanzar ni retroceder.
Durante más de ocho horas, la autopista estuvo cerrada. El aire se llenó de humo y olor a combustible. Entre las luces de emergencia y las sirenas, los conductores pasaron la noche esperando que el fuego cediera. Caminos y Puentes Federales (Capufe) informó que las maniobras se realizaron por etapas hasta liberar parcialmente la vía a las primeras horas del domingo.
Pero la tragedia no llegó sola. Por la mañana en el kilómetro 74, a la altura de Santa Rita Tlahuapan, ejidatarios mantenían un bloqueo en ambos sentidos desde la mañana. La protesta, prolongada por más de doce horas, terminó por paralizar la autopista completa. Ni los viajeros hacia Puebla ni los que buscaban llegar a la Ciudad de México podían avanzar. La autopista, como tantas veces, se volvió una larga hilera de frustración.
Ya en la madrugada, cuando el incendio de la pipa comenzaba a ser controlado, un segundo accidente volvió a detenerlo todo: dos vehículos chocaron en el kilómetro 18 al reducir la velocidad para observar los restos del primer siniestro. El efecto dominó del caos volvió a repetirse, como si la autopista se negara a recuperar el pulso.
Hacia las 08:00 de la mañana del domingo, Capufe reabrió los carriles, pero el tránsito seguía denso, los vehículos apenas avanzaban y el cansancio se reflejaba en los rostros de los conductores. A las 10:00 horas En el tramo Puebla–Acatzingo otro percance agravó el embotellamiento. La autopista México–Puebla volvió a ser lo que tantas veces ha sido: una ruta colapsada, una cicatriz abierta del tráfico nacional. A las 12:00 otra pipa volcó y bloqueó la autopista en Cumbres de Maltrata
Entre el fuego, accidentes, la protesta y el hartazgo, la autopista se ha convertido en el espejo de una rutina que parece no tener remedio. Cada cierre, cada accidente, cada bloqueo, confirma la misma historia: un caos que se repite, un país detenido en el cinturón de su territorio.


0 Comentarios