Puebla incrementa 9.7% su ingreso-gasto en actividades de información y medios, mientras el empleo formal en prensa y comunicación cae -6.0%: crece la propaganda, se reduce el periodismo. El gasto público crece donde se compra visibilidad; el empleo cae donde se produce información.
Puebla de Zaragoza, Pue. — Los datos oficiales del INEGI revelan un deterioro profundo en el ecosistema informativo de Puebla bajo la administración de Alejandro Armenta. Mientras las actividades relacionadas con medios de comunicación —incluidos servicios digitales y redes sociales— reportan un crecimiento de 9.7% en ingresos, el personal formalmente ocupado en estas mismas actividades disminuye un -6.0%. El resultado es inequívoco: crece el dinero (gasto público), desaparecen los empleos periodísticos.
No es una fluctuación técnica ni un fenómeno aislado. Es una señal política. El incremento en ingresos proviene, en buena parte, del gasto público destinado a publicidad digital y estrategias de redes sociales, que han sido la columna vertebral de la comunicación gubernamental de Armenta. Pero ese mismo crecimiento no genera trabajo periodístico: lo desplaza. La máquina de propaganda del gobierno se expande mientras las redacciones se encogen. El balance es brutal: más propaganda; menos periodismo profesional.
Este modelo de comunicación ha sido evidente en la relación del gobernador con medios críticos. Mientras Armenta se confronta públicamente con la prensa que lo cuestiona su administración impulsa un sistema paralelo de comunicación a través de redes sociales, contenidos pagados y campañas digitales que no necesitan reporteros, no necesitan verificadores y no necesitan pluralidad. Necesitan, simplemente, presupuesto.
El efecto es corrosivo para Puebla: con menos periodistas contratados, la capacidad de investigación disminuye. Caen las coberturas presenciales, se reducen las fuentes, se empobrece la diversidad informativa. A cambio, la ciudadanía recibe un flujo constante de mensajes uniformados, diseñados para amplificarse en redes y moldear percepciones, no para informar. La conversación pública se desplaza desde medios con responsabilidad editorial hacia un ecosistema digital que responde a intereses políticos, contratos y algoritmos.
Los números del INEGI no miden calidad informativa, pero describen un fenómeno imposible de ignorar: el gasto público crece donde se compra visibilidad; el empleo cae donde se produce información. El segundo piso de la Cuarta Transformación en Puebla, bajo el mismo derrotero, no solo continuará debilitando al periodismo poblano; también debilitará la capacidad de la sociedad para fiscalizar al poder, comprender su realidad y participar democráticamente.
En Puebla, la comunicación dejó de ser un espacio de pluralidad y se convirtió en una maquinaria de amplificación gubernamental que opera con eficiencia digital y precariedad laboral. La sombra crece, pero no ilumina: oscurece lo que deberíamos ver con claridad.
Fuente: INEGI, Encuesta Mensual de Servicios (septiembre 2025). Nota metodológica: la categoría “Información en medios masivos” incluye actividades de edición, radio, televisión, producción de contenidos digitales, servicios de información por internet y publicidad en plataformas digitales y redes sociales.

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