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Publicado por Katherine Castelán

Columnista especializada en negocios

El inversionista que predijo la crisis de 2008 vuelve a desafiar al mercado: Michael Burry apuesta más de 1,100 millones de dólares en contra del auge de la inteligencia artificial, apuntando directamente contra NVIDIA y Palantir.


Figuras y Negocios

Reconocido por anticipar la crisis hipotecaria de 2008, Michael Burry se ha consolidado como una figura contracorriente en el mundo financiero. Su escepticismo ante las narrativas dominantes y su visión a largo plazo lo han convertido en un referente para quienes desconfían de los ciclos de euforia en los mercados.

Burbuja de IA: la jugada de 1.1 mil millones de dólares

Burry ha apostado 1.1 mil millones de dólares en contra de NVIDIA y Palantir, dos empresas que encabezan el auge de la inteligencia artificial en 2025. Ambas compañías se complementan: NVIDIA provee el hardware —las GPUs— que impulsa los modelos de IA, mientras Palantir desarrolla software de análisis predictivo utilizado por gobiernos y corporativos.

Las dos firmas han colaborado con gigantes como Amazon y se han expandido hacia sectores como la salud y la defensa, fortaleciendo su narrativa de disrupción tecnológica. Sin embargo, Burry ve en ese entusiasmo una posible burbuja.

Un dato relevante: el movimiento de Burry coincidió con el anuncio de Mark Zuckerberg sobre BioHub, su nueva iniciativa de biotecnología impulsada por IA. Este hecho intensificó el debate sobre una potencial sobrevaloración de las empresas de inteligencia artificial.

Impacto bursátil inmediato

El informe 13F de Scion Asset Management, publicado el lunes 4 de noviembre, sacudió a los mercados:

Palantir cayó más del 7.5% en una sola jornada, su peor desempeño desde octubre, mientras que NVIDIA retrocedió cerca del 3%. La reacción sugiere que el mercado no solo escuchó a Burry, sino que tomó su advertencia en serio.

La respuesta no tardó. Alex Karp, CEO de Palantir, calificó de “locos” a quienes apuestan contra su empresa y defendió el papel de la compañía en el ecosistema de IA. Según Karp, la escalabilidad de sus plataformas y la confianza de sus clientes —entre ellos gobiernos y corporativos globales— demuestran que Palantir no solo resiste, sino que lidera.

Por su parte, Jensen Huang, CEO de NVIDIA, ha advertido sobre el avance de China en la carrera por la inteligencia artificial, lo que añade una dimensión geopolítica al debate. La caída de varias startups de IA no comenzó con Burry, pero su jugada ha amplificado las dudas sobre la sostenibilidad del sector. En paralelo, grupos empresariales chinos han intensificado la adquisición de startups latinoamericanas, lo que genera una doble lectura: expansión estratégica y presión sobre el valor percibido de la IA en los mercados occidentales.

¿Una advertencia o una visión adelantada?

El ecosistema de startups muestra señales que respaldan la preocupación de Burry: muchas prometen disrupción, pero ignoran riesgos estructurales. Las bases de datos de inversión revelan un flujo de capital hacia proyectos fundados en inteligencia artificial, gran parte de ellos sin modelos de negocio claros ni propuestas de valor sostenibles.

Con una sola pregunta retórica, Burry reabre el debate especulativo: "¿Qué pasaría si mañana desaparece la inteligencia artificial?" Su respuesta implícita, pero contundente, parece ser la misma que lo llevó a apostar contra el mercado en 2008: "A veces, la mejor jugada es no jugar."

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