Con robos diarios, extorsiones y vigilancia debilitada, Puebla vuelve a colocarse en el centro de la crisis logística que estalló este 24 de noviembre con más de 40 bloqueos en todo México. La respuesta del gobierno estatal ante el estado que concentra el 23% de todos los robos al transporte de carga del país fue, al menos, de generalidades, evasivas y la clásica promesa de "coordinación" con autoridades federales.
Puebla de Zaragoza, Pue. — El secretario de Gobernación estatal, Samuel Aguilar Pala, despachó el tema con una declaración que parece calcada de cualquier boletín de prensa gubernamental: mencionó "zonas álgidas" como Huixcolotla, Tecamachalco, San Martín Texmelucan y Cuacnopalan, prometió "reuniones constantes periódicas" y celebró que la coordinación con la Guardia Nacional ha sido "muy fructífera". Nada concreto. Ninguna cifra. Ningún plan específico más allá de montar bases de operación en puntos ya señalados por los transportistas.
Lo que Aguilar Pala no dijo es más revelador que sus palabras. No mencionó que Puebla lidera nacionalmente el robo carretero. No explicó por qué el sector enfrenta entre 54 y 70 robos diarios, según la Asociación Nacional Transportista (ANTAC), cuando antes se registraban ocho incidentes. No reconoció que el corredor oriente —Amozoc, Zaragoza, Teziutlán, Perote y la Sierra Nororiental— se convirtió en una zona donde operadores repiten: "Puebla es zona roja".
Diagnóstico sin autocrítica, soluciones sin urgencia
La superficialidad de la respuesta estatal contrasta brutalmente con la magnitud del problema. David Estévez, presidente de ANTAC, denunció que la Guardia Nacional "nos ha quedado mucho a deber", señalando que estados que antes contaban con mil elementos hoy operan con apenas 350. Los transportistas no solo enfrentan saqueos y asaltos armados, sino también extorsiones policiales y multas desproporcionadas impuestas por autoridades locales.
Los bloqueos de este lunes no fueron capricho. La carretera Amozoc–Nautla cerró totalmente a la altura de Acuaco en Zaragoza. La autopista Teziutlán–Virreyes permanece bloqueada en la caseta de Payuca, cortando la conexión con Amozoc–Perote. Y mientras Puebla ardía, el estado se replicó en más de veinte entidades: México–Puebla, México–Querétaro, México–Pachuca, México–Toluca, Chihuahua, Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas, Sonora y más.
Lo que el gobierno de Puebla ofreció este lunes no fue una respuesta, sino un conjunto de frases hechas para salir del paso. Hablar de "coordinación" cuando Puebla es el epicentro nacional del crimen carretero, celebrar bases de operación en puntos que los propios transportistas ya habían señalado, y omitir cualquier autocrítica sobre el abandono institucional, disminución de presencia policial y complicidades locales que denuncian los afectados, no es Gobernación: es simulación.

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