El año 1776 es la fecha de nacimiento del mundo moderno occidental, un año de doble revolución que dio a luz al proyecto liberal: la libertad política y la libertad económica.
RG Revista — En julio, en el Nuevo Mundo, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos marcó el nacimiento de una nación fundamentada en la filosofía de la Ilustración, proclamando que los derechos (vida, libertad y la búsqueda de la felicidad) eran inalienables y que el gobierno solo podía existir por el consentimiento de los gobernados.
Este acto no fue solo una secesión; fue la primera gran puesta en práctica de la soberanía popular, un modelo que sentaría las bases para la democracia moderna y la protección de los derechos individuales en el mundo occidental.
Casi paralelamente, en marzo, pero en el Viejo Mundo (Escocia, Reino Unido), Adam Smith publicó sobre la libertad económica con Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, proponiendo que el progreso y la riqueza no venían de las arcas del rey (Mercantilismo), sino de la capacidad del individuo para perseguir su propio interés en un mercado libre, guiado por la famosa "mano invisible".
"La Riqueza de las Naciones", en sus 250 años, ha entregado prosperidad sin precedentes, democracia como sistema de gobierno hegemónico y la expansión de los derechos humanos. Sin embargo, a las puertas de 2026, el liberalismo enfrenta una crisis existencial. La narrativa dominante lo acusa de sus propios males —la desigualdad— por un supuesto "neoliberalismo".
Este reportaje desmantela ese mito. Los riesgos de 2026 no son resultado del liberalismo, sino de su deficiencia. El verdadero peligro es la trampa populista que utiliza la etiqueta "neoliberal" para desmantelar las instituciones que garantizan las libertades.
La Falacia del "Neoliberalismo: La Pobreza de las Libertades Reales
La crítica más incisiva contra el liberalismo proviene de su propio campo. El Nobel Amartya Sen argumentó que el desarrollo y la libertad no son solo conceptos legales (*libertad formal*), sino la capacidad real (*capabilities*) de las personas para elegir la vida que valoran.
Desde esta perspectiva, la crisis de legitimidad del modelo no es un fracaso de las libertades, sino un fracaso en garantizar que esas libertades sean significativas para todos.
El Populismo como Reacción:
En esa perspectiva es claro que el nacional-populismo de izquierda no es una alternativa ideológica viable, sino una reacción casi emocional que se nutre de la falta de capacidades. Cuando la libertad de mercado, desregulada en exceso por las políticas etiquetadas como "neoliberales", permite la concentración de la riqueza, se genera una desigualdad extrema que se traduce en:
- Pobreza de Capacidades: Millones de personas en países emergentes carecen de acceso a educación o salud de calidad, lo que les niega la capacidad real de competir en el mercado global. Su libertad es, por lo tanto, formal, pero ilusoria.
- Corrupción e Iliberalismo: En países como México en 2025, la concentración del poder y la debilidad del Estado de Derecho permiten que la corrupción socave la capacidad de la ciudadanía para influir en las decisiones políticas. El votante, sintiéndose abandonado por el proceso liberal, se inclina por el líder carismático que promete soluciones simplistas y la revancha contra las élites.
La Trampa:
El gran riesgo de 2026 es la victoria de la etiqueta. El populismo ataca las instituciones clave del liberalismo (prensa libre, organismos autónomos, poder judicial independiente) culpando al "neoliberalismo" (a la derecha) de la corrupción y la desigualdad que son, en realidad, productos del iliberalismo y la ausencia de regulación efectiva. Al desmantelar estas instituciones, el populismo no solo destruye el mercado, sino también la democracia, conduciendo a un derrumbe de las libertades.
El Renacimiento Liberal
El renacimiento de las libertades en el 250 aniversario exige al liberalismo dejar atrás el dogmatismo y reapropiarse de sus fundamentos:
- Defensa Activa de las Capacidades: El Estado debe ser un garante activo de las capacidades (educación, salud, infraestructura), no como un gasto social, sino como la inversión fundamental para que la libertad económica funcione y no se convierta en privilegio.
- Regulación de la Injusticia: El liberalismo debe regular activamente el poder concentrado (monopolios, oligopolios, finanzas) y la corrupción, tal como Adam Smith pedía al Estado proteger a la sociedad de la "injusticia" y la "opresión".
- Restauración del Estado de Derecho: Para que la libertad política sobreviva, el poder judicial debe ser inexpugnable y las normas democráticas deben respetarse. Sin un marco legal predecible y justo, la inversión se retira, el mercado se distorsiona y la única libertad que prospera es la de los poderosos.
El dilema de 2026 es claro: o el liberalismo se adapta para demostrar que es el único sistema capaz de generar prosperidad y capacidades universales (Renacimiento), o seguirá siendo el chivo expiatorio de los autoritarios, lo que llevará a un derrumbamiento de las libertades políticas y económicas a escala global.

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