La industria automotriz poblana, motor histórico del desarrollo económico estatal durante más de seis décadas, atraviesa una severa crisis que las cifras oficiales ya no pueden ocultar. Los datos de la Industria Automotriz correspondientes al periodo enero-noviembre de 2025 revelan un deterioro profundo en las operaciones de Volkswagen y Audi, las dos plantas que sostienen la economía industrial de Puebla.
Región GLobal/Mexconomy — La producción de vehículos ligeros de Volkswagen en territorio poblano registró una caída de 14.0%, al pasar de 369,460 unidades en 2024 a 317,638 unidades en 2025. Esta contracción implica la pérdida de 51,822 vehículos y supera por mucho el promedio nacional de -1.5%. Más alarmante resulta el desplome en exportaciones: -17.2%, equivalente a 53,024 unidades menos enviadas a mercados internacionales, principalmente Estados Unidos, que concentra 78.6% de las exportaciones mexicanas.
Por su parte, Audi muestra un estancamiento preocupante. Su producción apenas creció 0.2%, pasando de 137,507 a 137,759 unidades, mientras sus exportaciones cayeron 3.2%. En el mercado doméstico premium, la marca alemana perdió 10.3% en ventas, evidenciando pérdida de competitividad.
El Vacío de Política Industrial
Lo verdaderamente grave no es solo la contracción de cifras, sino la ausencia absoluta de una política industrial por parte del gobierno estatal. A punto de cumplir un año en el cargo el próximo 14 de diciembre, la administración de Alejandro Armenta no ha articulado ninguna estrategia coherente para proteger el sector que históricamente definió la identidad económica de Puebla.
Mientras otros estados mexicanos compiten agresivamente con paquetes fiscales, infraestructura dedicada y programas de capacitación especializada, Puebla brilla por su ausencia. No existe un plan real estatal de transición hacia electromovilidad, programas de reconversión laboral, incentivos para proveedores de componentes eléctricos. La propagando gubernamental en redes sociales ha sustituido las mesas de diálogo permanente con las automotrices.
A un año de distancia, los riesgos son estructurales y múltiples: dependencia excesiva del mercado estadounidense en un contexto de tensiones comerciales, rezago en la transición hacia vehículos eléctricos cuando la industria global avanza aceleradamente, y una amenaza real sobre decenas de miles de empleos directos e indirectos que sostienen a familias y comunidades completas.
La cadena de proveedores locales ya resiente el impacto. Una caída sostenida de 14% en producción no es una cifra abstracta: representa turnos eliminados, líneas de producción detenidas y una erosión sistemática de la capacidad instalada que tardó décadas en construirse.
El balance del primer año de gobierno de Armenta en materia industrial es devastador: cero iniciativas legislativas y fiscales, cero anuncios de planes de competitividad e infraestructura, cero estrategia ante la transición energética global. Lo que fue el motor del desarrollo poblano luce hoy en completo abandono.
Cada mes sin política industrial es inversión que migra a otros estados, empleos que no se crean, proveedores que quiebran y futuro que se hipoteca. Eso no lo reparan campañas onerosas en redes sociales. Volkswagen se desploma, Audi se estanca, y el gobierno de Puebla simplemente no está presente. El balance es simple y desolador: los números documentan una responsabilidad histórica evadida.
Puebla: Producción de Vehículos Ligeros (Enero-Noviembre)
Puebla Exportaciones de Vehículos Ligeros (Enero-Noviembre)
Comparativo de Variación Anual (%)
Fuente:Registro Administrativo de la Industria Automotriz de Vehículos Ligeros (RAIAVL) / Mexconomy

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