La economía de Puebla confirmó en el segundo trimestre de 2025 lo que los datos venían anticipando desde finales de 2024: el estado se encuentra en recesión técnica. Con tres trimestres consecutivos de crecimiento negativo del Producto Interno Bruto (PIB), la entidad enfrenta la contracción económica más prolongada de los últimos años, exceptuando la pandemia.
Mexconomy — Los registros del INEGI documentan una trayectoria inequívoca: el PIB total de Puebla cayó -0.2% en el cuarto trimestre de 2024, -0.1% en el primer trimestre de 2025 y -0.7% en el segundo trimestre de 2025. La tendencia no solo es negativa, sino que se está profundizando: la contracción se multiplicó por más de tres en apenas dos trimestres.
Este deterioro contrasta dramáticamente con el desempeño previo. En el tercer trimestre de 2024, Puebla registraba un crecimiento de 5.5%, uno de los mejores registros del período analizado. El desplome posterior sugiere que ese crecimiento no tenía bases sólidas y que factores estructurales no atendidos precipitaron el colapso.
La composición sectorial de la crisis revela sus causas profundas. El sector terciario —servicios y comercio, que representa el 58.7% de la población ocupada— mantiene un crecimiento anémico de 2.2%, insuficiente para compensar el colapso del sector industrial. Las actividades secundarias se contrajeron -5.8% en el último trimestre, arrastrando al conjunto de la economía estatal hacia territorio negativo.
El factor de ajuste estadísticoUn elemento particularmente llamativo en los datos oficiales es el comportamiento errático del sector primario. Entre el primer trimestre de 2023 y el segundo de 2025, las actividades agropecuarias han oscilado entre -3.7% y +9.0%, con variaciones trimestrales de hasta ocho o nueve puntos porcentuales. Esta volatilidad es estadísticamente anómala para un sector que depende de ciclos agrícolas relativamente predecibles.
Más revelador aún: en el segundo trimestre de 2025, cuando el sector industrial se desplomaba -5.8% y el terciario apenas crecía 2.2%, el sector primario registró un crecimiento de 3.5%. Esto ocurrió pese a que entre el tercer trimestre de 2024 y el mismo período de 2025, el sector perdió 103,000 empleos en Puebla, una contracción de 19.9% de su fuerza laboral.
La contradicción es difícil de reconciliar: ¿cómo puede un sector que pierde uno de cada cinco empleos experimentar crecimiento en su producto? La explicación oficial apunta a mejoras en productividad —el ingreso promedio de quienes permanecieron aumentó 17.6%—, pero la magnitud del ajuste y su timing conveniente levantan interrogantes sobre la metodología de cálculo.
Precarización sin atenuantesLa recesión técnica tiene rostro laboral concreto. La tasa de informalidad alcanza 70.2%, la pobreza laboral afecta al 39.2% de la población —4.9 puntos porcentuales por encima del promedio nacional— y el ingreso laboral per cápita de $2,740.35 está $603.87 por debajo del promedio mexicano.
Particularmente preocupante es la evolución de la masa salarial total, que cayó 0.8% en el último año, de $16,380 millones a $16,244 millones de pesos constantes. Esto significa que, en términos agregados, los trabajadores poblanos están ganando menos que hace un año, pese al ligero aumento en población ocupada.
A un año de gobierno, Alejandro Armenta enfrenta una economía estatal en contracción sostenida, con un sector industrial colapsado, un terciario estancado y datos del sector primario que plantean más preguntas que respuestas. La recesión técnica está documentada. La pregunta relevante ahora es: ¿qué políticas públicas implementará para revertirla?

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