El presidente del Congreso de Puebla respondió al escándalo de escoltas vitalicias con generalidades abstractas y evasión burocrática, sin abordar la contradicción central: 10 (¿22?) policías protegen a tres ex gobernadores mientras municipios carecen de seguridad básica.

Puebla de Zaragoza, Puebla. — Ante el escándalo de las escoltas vitalicias, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso de Puebla, Pavel Gaspar Ramírez, ofreció una lección magistral de retórica política vacía: generalidades abstractas, evasión burocrática y autocomplacencia ideológica. En 200 palabras de declaración pública, no mencionó ni una sola vez el tema específico que motivó su pronunciamiento.

"Fortalecer la seguridad de las y los poblanos es la prioridad de este Congreso", declaró Gaspar en rueda de prensa. Una afirmación tan vaga que es simultáneamente irrefutable e inútil. ¿Fortalecer la seguridad de quién? ¿De los tres ex gobernadores que consumen 10 o 22 elementos policiales con protección vitalicia, o de las colonias que carecen de patrullas funcionales? ¿Fortalecer cómo? ¿Ratificando privilegios de élite o redistribuyendo recursos hacia corporaciones municipales?

El legislador morenista añadió que "ya se están armonizando distintas leyes federales" y se mantiene "en análisis el marco jurídico" para realizar reformas. Traducción del lenguaje burocrático al español ciudadano: el Congreso copiará y pegará la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública sin cuestionar nada estructural, ratificará los privilegios que contiene la iniciativa del gobernador Armenta, y celebrará haber "fortalecido la seguridad".

Lo que Pavel Gaspar no dijo es más revelador que su retórica evasiva: nada sobre los 10 o 22 elementos asignados a proteger a tres ex gobernadores; nada sobre la contradicción entre escoltas vitalicias para políticos y precariedad laboral para policías activos; nada sobre la rectificación sospechosa de la SSP que redujo mágicamente de 16 a 4 los escoltas de Sergio Salomón tras el escándalo mediático; nada sobre criterios objetivos para asignar protección; nada sobre transparencia en uso de recursos públicos.

Gaspar invocó que "cualquier autoridad vinculada con algún delito debe ser investigada y sancionada". Declaración genérica de principios sin aplicación específica. ¿Mario Marín Torres, mantiene escoltas pagados por Puebla? Pavel no responde. ¿Sergio Salomón, quien dejó deudas millonarias y administración opaca en meses de gubernatura, será investigado? Pavel no menciona. Pavel guarda silencio.

Si Pavel Gaspar realmente priorizara la seguridad de los poblanos, propondría eliminar el Título Décimo de la iniciativa que garantiza escoltas vitalicias a ex gobernadores, y redirigir esos 10 o 22 elementos hacia corporaciones municipales. Si realmente practicara transparencia, exigiría a la SSP documentos que justifiquen cada asignación de escoltas con estudios de riesgo verificables. Si realmente defendiera hacer cumplir la ley, propondría que ex gobernadores bajo proceso penal pierdan automáticamente protección estatal. Si realmente creyera en justicia, rechazaría el artículo 54 que permite despedir policías sin reinstalación mientras se garantizan privilegios vitalicios a la élite.

Nada de esto hará Pavel Gaspar. Porque su función política no es transformar el sistema sino administrarlo con nueva retórica. El "Congreso humanista" aprobará la iniciativa casi íntegra: escoltas vitalicias, mando único que destruye autonomía municipal, militarización permanente mediante Mesas de Paz, precarización laboral de elementos activos.

El legislador concluyó su declaración afirmando que "los 41 diputados y diputadas vamos en ese sentido". Tiene razón: todos van en el mismo sentido que el PRI de los 70s, el PAN de los 2000s y el Morena de los 2020s. El sentido de preservar privilegios de élite bajo retórica progresista. El sentido de aprobar leyes que benefician a quienes las aprueban. El sentido de convertir el poder legislativo en escribanía del Ejecutivo.

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