¿Estabilidad macroeconómica? Los flujos intersectoriales exponen una realidad preocupante: el sector empresarial no financiero atraviesa un proceso de desinversión pronunciado, el gobierno mantiene un desahorro crónico y creciente, y la economía depende cada vez más del ahorro de los hogares para sostener al país.
Mexconomy — El Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó 33.5 billones de pesos en 2024 con una composición sectorial aparentemente robusta: Sociedades no financieras contribuyó con 44.1% y Hogares con 35.3%. Sin embargo, esta fotografía estática oculta dinámicas preocupantes. La Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF) del sector Sociedades no financieras registró una caída de 1.9 puntos porcentuales entre 2021 y 2024, situándose en 14.4% del PIB. Esta contracción sostenida en la inversión empresarial señala que las corporaciones mexicanas están reduciendo sus compromisos de capital en infraestructura, maquinaria y equipo, precisamente los activos que amplían la capacidad productiva futura.
Más alarmante resulta el comportamiento del ahorro empresarial. Entre 2023 y 2024, el ahorro bruto de Sociedades no financieras se desplomó de 6.3% a 4.7% del PIB, una caída de 1.6 puntos porcentuales en un solo año. Entre 2021 y 2024, el sector acumuló un retroceso de 4.7 puntos porcentuales en su ingreso disponible bruto. Este deterioro dual —menos ahorro y menos inversión— configura un cuadro de empresas que no generan recursos suficientes para autofinanciarse y que, simultáneamente, reducen sus planes de expansión. El sector registró necesidades de financiamiento equivalentes a 4.1% del PIB, lo que implica que las empresas recurren a endeudamiento externo (7.5% del PIB) mientras liquidan activos financieros (3.4% del PIB) para cubrir gastos corrientes y compromisos de inversión mínimos.
Gobierno: El Agujero Negro Fiscal
El Gobierno presenta un panorama aún más sombrío. El desahorro gubernamental se expandió de -2.5% del PIB en 2023 a -3.2% en 2024, profundizando una tendencia que socava la estabilidad fiscal de mediano plazo. Con necesidades de financiamiento de 6.3% del PIB, el gobierno se consolida como el principal demandante de recursos en la economía, compitiendo directamente con el sector privado por fondos prestables. Este desahorro crónico significa que el gobierno gasta más de lo que ingresa de manera sistemática, financiando el déficit mediante emisión de deuda (6.9% del PIB) con una adquisición marginal de activos financieros (0.6% del PIB).
La FBKF gubernamental de apenas 1.9% del PIB contrasta dramáticamente con su participación de 7.8% en la inversión fija total del país. Esta cifra revela un gobierno que invierte poco en infraestructura productiva mientras mantiene niveles elevados de gasto corriente no productivo. El ingreso disponible bruto del sector aumentó 1.3 puntos porcentuales entre 2021 y 2024. Los incrementos en la captación fiscal se están canalizando hacia gasto corriente y no hacia inversión.
Hogares: El Prestamista Forzado de la Economía
En medio de esta fragilidad empresarial y fiscal, los Hogares emergen como el único sector con capacidad de ahorro neto consistente. Su ahorro bruto se incrementó de 10.4% a 11.2% del PIB entre 2023 y 2024, consolidándose como prestamistas netos con 4.7% del PIB. Este sector concentra 76.9% del ingreso nacional disponible bruto y representa 60.1% del ahorro bruto total. Sin embargo, esta aparente fortaleza esconde una profunda debilidad: la economía mexicana depende desproporcionadamente del ahorro de las familias para financiar la inversión nacional, una configuración insostenible que refleja la incapacidad del sector empresarial para generar recursos propios y la voracidad fiscal del gobierno.
Los hogares realizaron FBKF de 6.5% del PIB, participando con 27.2% de la inversión fija total, una proporción extraordinariamente alta que sugiere que las familias están invirtiendo en vivienda y otros activos ante la ausencia de oportunidades productivas en el sector corporativo. La adquisición de activos financieros por parte de los hogares alcanzó 7.0% del PIB, mientras que su emisión de pasivos fue de apenas 2.3% del PIB, lo que confirma su rol como financiadores netos del resto de la economía.
El valor neto de los activos al cierre de 2024 ascendió a 244.8 billones de pesos, equivalente a 730.6% del PIB, un incremento de 5.1% respecto al inicio del año pero una caída de 36 puntos porcentuales como proporción del PIB. Esta paradoja —crecimiento nominal con retroceso relativo— refleja una economía que acumula riqueza en términos absolutos pero cuya base productiva se expande más lentamente que el stock de activos, señalando baja productividad del capital y posible sobrevaloración de activos.
Los Hogares concentran 250.9% del PIB en activos netos (81.4 billones de pesos), mientras que Sociedades no financieras poseen apenas 81.7% del PIB (26.4 billones de pesos). Esta distribución expone una economía donde la riqueza se concentra cada vez más en manos de familias que probablemente no tienen capacidad para desplegarla productivamente, mientras que el sector corporativo —que debería ser el motor de inversión y crecimiento— exhibe una base patrimonial comparativamente débil.
La economía mexicana permanece atrapada en un equilibrio perverso: empresas que desinvierten, un gobierno que desahorra crónicamente y hogares que financian a ambos sectores deficitarios. La tasa de ahorro bruto total cayó de 20.3% a 18.6% del PIB entre 2023 y 2024, una contracción de 1.8 puntos porcentuales que refleja el deterioro generalizado en la capacidad de la economía para generar recursos para inversión. El ahorro externo prácticamente desapareció, reduciéndose de 0.4% a 0.1% del PIB, lo que elimina una válvula de escape tradicional para economías con insuficiencia de ahorro interno.
Este cuadro configura riesgos sistémicos de primer orden. Una economía donde el sector empresarial no invierte, el gobierno no ahorra y los hogares cargan con el financiamiento de ambos no es sostenible. Los datos de 2024 pintan el retrato de una economía con cimientos frágiles, dependiente de un solo sector para su financiamiento y sin mecanismos evidentes de corrección automática.
