Claudia Sheinbaum afirma que ninguna condición de las planteadas por Andrés Manuel López Obrador para volver a la vida pública se cumple y sostiene que el pueblo respalda el proyecto en el poder según encuestas y giras constantes.
CDMX — La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con firmeza a la reciente reaparición del exmandatario Andrés Manuel López Obrador, quien difundió un mensaje para presentar su libro titulado “Grandeza” y reiteró que estaría dispuesto a regresar a las calles bajo tres circunstancias: un atentado contra la democracia, un intento de golpe de Estado o una agresión directa a la soberanía nacional. En su conferencia matutina, Sheinbaum aseguró que ninguna de esas condiciones se cumple actualmente.
La Mandataria señaló que el respaldo popular a su administración se refleja tanto en mediciones públicas como en la movilización social que acompaña al proyecto político en el poder. Además, destacó que el próximo 6 de diciembre en el Zócalo de la Ciudad de México se demostrará nuevamente la fuerza del movimiento. Su declaración busca proyectar estabilidad institucional frente a la insinuación de un eventual retorno del expresidente a la arena política.
Sheinbaum también subrayó el vínculo histórico con López Obrador, recordando sus más de 30 años de trayectoria en la vida pública y la consistencia de su lucha sociopolítica. Afirmó que el exmandatario sigue involucrado, aunque ahora desde un rol más reflexivo, y celebró la publicación de su nueva obra como una contribución al orgullo nacional. Este reconocimiento evidencia que, pese a la distancia formal entre sus responsabilidades, la relación política sigue articulada y complementaria.
La presidenta defendió que su gobierno mantiene cohesión social y una continuidad programática sin ruptura entre “pueblo y gobierno”. Desde su rancho La Chingada, López Obrador condicionó su eventual regreso a escenarios críticos para el país; sin embargo, Sheinbaum enfatizó que México transita una etapa de gobernabilidad donde el ejercicio del poder no se encuentra bajo amenaza. El intercambio deja ver una tensión política contenida: la presencia simbólica del expresidente como garante del rumbo de la llamada transformación, frente a una Presidenta que busca consolidar su propio liderazgo.

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