La confirmación de que los aranceles de 25% a productos mexicanos y canadienses entrarán en vigor este martes 4 de marzo ha generado inquietud en los sectores productivos de ambos países. Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, reveló en una entrevista con Fox News que, si bien la medida ya es un hecho, el presidente Donald Trump podría modificar su alcance en función de la evolución de las negociaciones bilaterales.

Mexconomy - La justificación de la administración estadounidense para la imposición de estos gravámenes se centra en el combate al tráfico de fentanilo y sus precursores químicos, que provienen principalmente de China y atraviesan México y Canadá antes de llegar a Estados Unidos. Aunque las autoridades mexicanas han reforzado las acciones en materia de seguridad fronteriza, la percepción de Washington es que los resultados siguen siendo insuficientes.

El impacto económico de estos aranceles será significativo. Diversos análisis han advertido sobre el golpe a sectores clave de la manufactura, la agroindustria y la exportación automotriz mexicana, que dependen en gran medida del mercado estadounidense. En un contexto en el que México enfrenta una desaceleración económica y se encuentra al borde de la recesión, la aplicación de estos impuestos comerciales amenaza con agravar la situación, afectando el empleo y el crecimiento del país.

A pesar de la gravedad del escenario, la respuesta del gobierno mexicano ha sido vaga y poco convincente. Esta mañana la presidenta Claudia Sheinbaum ha pedido "serenidad y paciencia", asegurando que su administración cuenta con "un plan A, B, C y D" para enfrentar la situación. Sin embargo, no ha ofrecido detalles sobre cómo se instrumentarán estas estrategias ni cuáles serán las acciones concretas para mitigar el impacto de los aranceles. La trivialización del problema con referencias a Kalimán contrasta con la seriedad del momento y proyecta una imagen de improvisación en la gestión de la crisis.

En el frente diplomático, Sheinbaum ha reiterado que mantiene un canal abierto de comunicación con las autoridades estadounidenses y que espera sostener una conversación con Trump en las próximas horas. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que el mandatario estadounidense tiende a utilizar estas negociaciones como una herramienta de presión para obtener concesiones inmediatas, lo que deja a México en una posición vulnerable.

Mientras el gobierno mexicano insiste en que todo está bajo control, los mercados y los inversionistas observan con cautela el desarrollo de los acontecimientos.