El asesinato de dos abogados reconocidos y un ataque simultáneo a una vivienda marcan una escalada de violencia en la ciudad, mientras una reciente detención en Cosalá desata un escándalo de impunidad.
Culiacán, Sin.- El miércoles 9 de abril, Culiacán fue escenario de un doble homicidio que sacudió la capital sinaloense. Carlos Omar y Alberto Robespierre, abogados de renombre, fueron asesinados junto con un tercer hombre identificado como Jesús Manuel. Este último, presuntamente familiar del dueño de una vivienda vandalizada en un ataque simultáneo, cayó bajo una ola de violencia que sigue sin freno.
Testigos narran que un grupo armado irrumpió en la colonia Miguel Hidalgo, incendiando y rafagueando una residencia antes de alcanzar a las víctimas y ultimarlas a balazos. En el lugar de los hechos quedó un vehículo con impactos de bala, cuya relación con los fallecidos sigue sin esclarecerse.
Horas después, el terror continúa con el hallazgo de un cuerpo embolsado en las inmediaciones del ejido El Quemadito, en lo que parece ser una nueva señal de la brutalidad con la que operan estos grupos.
En un operativo paralelo, autoridades detuvieron a seis sujetos en los municipios de Mocorito y Badiraguato, asegurando un arsenal de armas. Entre los arrestados se encontraba "El Cholo", una figura importante en la estructura criminal de la región.
Días antes, el 21 de marzo, la Marina había encabezado otro operativo en Cosalá que llevó a la captura de Marco Antonio Hernández, síndico de San José de las Bocas, quien apenas había asumido el cargo el 15 de enero de 2025. La detención, que incluyó a tres sujetos más, derivó en el aseguramiento de armas y drogas tras una breve persecución.
¡Lo que parecía un golpe certero contra el crimen organizado, rápidamente se convirtió en un escándalo de impunidad! Pocas horas después, Marco Antonio fue liberado en lo que no fue ni una "coincidencia" ni un "error procesal". La maniobra, según fuentes cercanas, fue orquestada meticulosamente por su hermano, José Manuel Hernández, director de la preparatoria de la UAS en Tacuichamona y personaje con una fuerte influencia en el Palacio de Gobierno del Estado.
Lejos de ser meros operadores políticos, Marco Antonio y José Manuel mantienen una relación directa con uno de los jefes de plaza más temidos de la organización del "MF": Efraín Trejo Retamoza, alias "El R1" o "El Traidor".
Trejo Retamoza es una figura señalada por ejecuciones masivas, desapariciones, violaciones y despojos de propiedades, consolidando un régimen de terror en la región. Su presencia en el entramado criminal de Sinaloa y su conexión con figuras políticas locales exponen la magnitud de una estructura donde el crimen y el poder se entrelazan sin resistencia.
Mientras la violencia sigue cobrando víctimas y la impunidad refuerza su dominio, Sinaloa se mantiene como un epicentro de la corrupción y la guerra silenciosa entre facciones delictivas y estructuras gubernamentales que parecen operar en la misma dirección.
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