Con el anuncio de ubicar en Chignahuapan, Puebla, uno de los predios del programa “Vivienda para el Bienestar”, surgen dudas sobre la viabilidad hídrica de un municipio que, pese a su encanto turístico, enfrenta una realidad: el agua escasea, y el desarrollo urbano amenaza con profundizar carencias y problemas de servicios públicos.

Chignahuapan, Pue.- El programa nacional, encabezado por la titular de la Sedatu, Edna Elena Vega, contempla la construcción de 186 mil viviendas nuevas, más de 300 mil créditos de mejoramiento y 120 mil escrituras. En conjunto, la estrategia busca generar 1.7 millones de empleos directos tan solo este año y más de 13 millones de personas beneficiarias a lo largo del sexenio. Chignahuapan, uno de los municipios más turísticos de la Sierra Norte de Puebla, aparece ahora en el mapa como nuevo punto de desarrollo habitacional.

Pero la noticia, lejos de ser sólo motivo de celebración, plantea interrogantes. ¿Puede Chignahuapan sostener este crecimiento si no se resuelve su frágil situación hídrica? Varios estudios locales han documentado que el sistema de abastecimiento de agua en esta región es precario, con acuíferos sobreexplotados y redes de distribución envejecidas. Si las nuevas viviendas no vienen acompañadas de una inversión robusta en infraestructura hidráulica, la presión sobre los recursos hídricos podría hacerse insostenible.

El tema integra la promesa del gobernador Alejandro Armenta, quien ha reiterado su compromiso de construir viviendas dignas para policías en Puebla. ¿Será en Chignahuapan donde se asienten estos proyectos? Si es así, no solo se ampliaría el alcance del programa, sino que implicaría repensar qué tipo de urbanismo se quiere para esta zona serrana.

Por otro lado, es innegable que Chignahuapan tiene condiciones favorables para convertirse en un polo urbano estratégico. Su conexión con Zacatlán, otro bastión de desarrollo artesanal y turístico, le permite proyectarse como un corredor económico regional. El surgimiento de infraestructura habitacional, acompañado de mejores vías, inversión en servicios y cuidado del entorno, podría reconfigurar no solo la demografía local, sino la estructura de desarrollo de toda la Sierra Norte.

El Gobierno Federal ha anunciado arranques de obra en 28 estados, incluyendo Baja California Sur, Morelos, Colima y Yucatán, donde —según la Sedatu— se han respetado normativas locales y condiciones culturales. La promesa de hacer lo mismo en Puebla está sobre la mesa, pero las condiciones geográficas de la Sierra Norte imponen retos adicionales: Malos servicios públicos y comunidades dispersas que demandan soluciones diseñadas a la medida.

Así, la gran pregunta se mantiene en el aire: ¿estamos frente a un caso de desarrollo ordenado o ante un futuro foco de presión urbana y ambiental? Si se articula bien, Chignahuapan podría liderar una transformación regional; si no, el riesgo es que las viviendas lleguen antes que el agua y los servicios públicos.