En un auditorio de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), el pasado 29 de abril, se vivió algo más que una charla. Paola Villarreal —autora, agente y alma inquieta— conversó con jóvenes y emprendedores para contar algo más que una historia: su viaje emocional, valiente y profundamente humano desde una revista hasta convertirse en autora de Penguin Random House.
San Andrés Cholula, UDLAP - Su mensaje no fue técnico, ni una receta mágica para crear unicornios. Fue más bien una conversación íntima, un espejo donde cada estudiante y emprendedor pudo verse reflejado.
“Desafortunadamente —y afortunadamente— me tocó vivir la etapa en la que los medios electrónicos empezaron a evolucionar”, dijo con honestidad. Una frase sencilla que escondía el inicio de todo: la inquietud de quien escucha tantas historias de éxito que, en algún momento, se pregunta por qué no escribir la suya.
Paola comenzó su carrera en una revista de negocios. Entrevistó a empresarios de todo tipo. Aprendió. Conectó. Y un día, decidió que era tiempo de emprender su propio camino. Se sentó a conversar con empresarios, no como periodista, sino como Paola, la mujer que quería saber cómo la veían fuera del título laboral. La respuesta fue clara: “Tú conectas. Eres un imán de personas.”
Ese fue su punto de inflexión.
Renuncié al trabajo en la revista. Me dio miedo. Era pandemia. Pero empecé a hacer más cosas. Escribí. Conecté. Ayudé. No me pagaba, pero seguía.
Lo que muchos verían como caos, ella lo convirtió en propósito. Desde su formación en Ciencias de la Comunicación, reinventó su oficio: se convirtió en publirrelacionista, pero a su modo, con autenticidad. No para influencers ni artistas, sino para empresas con corazón, para proyectos con alma.
Hoy, los negocios necesitan alguien que entienda sus relaciones públicas no como un producto, sino como una extensión de su identidad.
El momento estelar llegó cuando, gracias a su actividad en redes, una de las editoriales más importantes del mundo la buscó. Penguin Random House le propuso escribir un libro. “No me la creía”, confesó. El libro existe: Creando unicornios. Pero más allá del título está lo que significa: una voz mexicana hablando de futuro, desde México, para el mundo.
Su mensaje fue claro para el público universitario de la UDLAP:
No esperes a graduarte o emprender para construir tu reputación. Empieza ahora. Sé tú. Sé honesto. Conecta. Y trabaja con respeto por lo que eres.
La audiencia escuchó, sonrió, y algunos tomaron notas casi con devoción. Porque en un mundo donde las redes sociales dictan la estética del éxito, Paola vino a recordarnos que las conexiones humanas siguen siendo el motor real de cualquier emprendimiento.
No necesitas millones de seguidores. Necesitas compartir valor, conectar de verdad. Ser un imán para proyectos, desde tu autenticidad.
El público universitario le agradeció su lección de vida y profesional con un nutrido aplauso al cierre de su participación en el foro “Más allá del like: del micrófono a emprender”. Su presencia fue cálida, cercana y poderosa. No sólo inspiró a emprender, sino a hacerlo con alma, a crear desde lo que somos. Y sobre todo, a recordar que el verdadero valor de una historia no está en cuántos la ven, sino en cuántos la sienten suya.
Esta es la participación completa de Paola Villarreal en el foro "Más allá del like: del micrófono a emprender". Autora de Creando unicornios: el futuro del emprendimiento está en México (Penguin Random House), el pasado 29 de abril en las instalaciones de la UDLAP.
“Desafortunadamente —y afortunadamente— me tocó vivir la etapa en la que los medios electrónicos empezaron a evolucionar.” Eso me llevó a trabajar en una revista, donde comencé a entrevistar a empresarios y empresas de todo tipo, siempre dentro del mundo de los negocios. Después de escuchar tantas historias, también nació en mí la inquietud de formar una empresa y generar empleos.
Fue un proceso en el que empecé a expandir mi mente. Pensé: “Oye, si tú has escuchado y ayudado a tantos emprendedores, incluso más jóvenes que tú, ¿por qué no estás haciendo también algo creativo, algo que además te genere un ingreso extra?”
Entonces empecé a cuestionarme: ¿qué puedo hacer yo que no sea trabajar en la revista? Y comencé a estructurar mis relaciones. Relaciones de todo tipo: con empresarios grandes, desde Monterrey hasta la Ciudad de México, y también con emprendedores que apenas comenzaban. Me senté con varios de ellos a platicar sobre cómo me veían si no fuera por la revista, qué sabían que yo podía hacer por ellos.
Escuché muchas conversaciones. Me decían: “Tú siempre estás activa, conectando gente. Tienes una gran capacidad de relacionarte, tienes el don de la comunicación.” Así que renuncié a la revista. Confieso que me dio mucho miedo, sobre todo en el contexto de la pandemia.
Pero comencé a hacer muchas más cosas al mismo tiempo: trabajé en comunicación, conecté con muchísima gente a través de redes sociales, escribí artículos... Lo que nunca hice fue pagarme a mí misma. Seguía trabajando, con la idea de cómo quería que los demás me percibieran. No por fingir, sino porque quería que la gente me conociera como realmente soy. Y traté de ayudar a otros en esa misma línea.
“En términos de marca personal —que es un tema que existe desde hace muchos años— lo retomé con fuerza.” Para mí es muy importante lo que hay en la esencia de las personas, lo que hay detrás de la presencia en redes sociales como Instagram. Creo que debemos evolucionar, porque tengo una teoría: “En dos o tres años, Instagram ya no tendrá el mismo potencial que hoy.” Además, estamos entrando en una tendencia más espiritual.
Así que, retomando: salgo de la revista y comienzo a trabajar como publirrelacionista. Aunque mi formación es en Ciencias de la Comunicación, me da mucho orgullo decir que este trabajo, en cierta forma, me lo inventé. Es decir, el rol existe, pero yo lo ajusté a mi personalidad y lo instrumenté. Hay publirrelacionistas que trabajan para artistas, influencers, etc., pero lo mío fue distinto.
Hoy los negocios necesitan gente que maneje sus relaciones públicas, y comencé a preguntarme: “¿Cuál es el pasivo que tienen las organizaciones y las personas de negocios?” Observé que era precisamente eso: sus relaciones públicas, su marca, su producto, su imagen. Así empecé: con habilidades que ya tenía, que son 100% natas, aunque también he tenido que mejorarlas y aprender.
En ese camino llegó a mí una de las empresas más grandes. Digo que es un caso muy atípico, pero muestra cómo, a través de tus redes sociales, hay personas y organizaciones observándote. El año pasado, me buscaron editores de Random House, una de las editoriales más importantes del mundo. Me propusieron escribir un libro. Me dijeron que veían en mis redes —Instagram, TikTok— un perfil muy relacionado con empresas.
Ellos querían que contara las historias de los unicornios en México. Al principio no me la creía. Regresé a casa en shock, pero luego dije: “Bueno, está bien.” Creo que así se escriben las historias de emprendimiento: viendo las oportunidades, evaluando los principales retos... Necesitas mirar todo, incluso tus traumas.
Mi recomendación para ustedes hoy es esta: tienen que construir su propia oportunidad, no solo salir a buscar empleo. En mi negocio, uno tiene que detectar oportunidades, con quién trabajas, con quién te relacionas. Lo importante es que tú seas un imán: un imán para atraer proyectos. No se trata solo de tener miles o millones de seguidores, sino de ser un factor de atracción real para los negocios, tuyos y de otros.
Yo pensaba que necesitaba tener grandes números, muchos fans en redes. Al final entendí que eso no es cierto. Lo más importante es compartir una historia con valor, relacionarte con las personas, conectar. Estar bien físicamente también importa, porque el contacto directo hace que sucedan cosas.
Jamás me imaginé que una editorial tan grande se presentaría con una oportunidad que cambiaría mi vida. Y en redes sociales, aunque te interactúen 10 o 20 personas, ya es muchísimo. Lo clave es compartir mensajes con valor, conectar, y eso hoy en día es muy difícil.
Sobre todo ahora, con la inteligencia artificial y la facilidad de postear todo —lo que ves, lo que comes, dónde estás—, lo verdaderamente importante es transmitir un mensaje de fondo. Y también entender que para hacer relaciones públicas no basta con manejar redes sociales; hace falta el tú a tú.
Finalmente, cuando publiques, participes en un podcast, o transmitas un mensaje, asegúrate de que tenga valor, que conecte con tu audiencia y esté alineado a tu proyecto: cuál es tu nicho, hacia dónde vas.
Ese es mi consejo más importante: independientemente de lo que estudien, incluso desde ahora —no solo cuando tengan un negocio o un empleo— deben construir una reputación y cuidarla con respeto. Porque de eso se trata: de trabajar, pero también de evolucionar.
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