En tiempos donde la cultura lucha por hacerse espacio, la voz de Rodolfo Herrera recordó en Creática que escribir poesía también es resistir, sanar y volver a mirar el mundo con verdad.

Puebla de Zaragoza, Pue.- Fue un momento que pareció detener la mañana. Bajo el sol y sombra firme de la Universidad Madero, entre árboles y edificios de concreto silencioso, Rodolfo Herrera López se puso de pie con una historia que no era sólo suya: era también la de su infancia, de sus pérdidas, de una alumna que le dijo una frase que aún lo persigue, y de la poesía como un puente entre todo eso. Era la historia de _400µg_, su libro, y también su cuerpo emocional abierto al público.

Herrera, escritor y docente de la Universidad de las Américas Puebla y colaborador de la UPAEP, no buscaba conmover por artificio. Su intervención fue más bien una conversación íntima en voz alta. Contó que _400µg_ no nació con aspiraciones de premio: nació desde la necesidad de decir, de pensar, de ordenar los fragmentos de lo vivido. “Nunca lo escribí para ganar un premio”, confesó. Sin embargo, su amigo —quien lo leía en cada etapa— insistió en que la obra merecía una oportunidad más amplia. Así, sin pretensiones, lo inscribió en el Premio Nacional de Poesía de los Juegos Florales de Lagos de Moreno. Ganó. Y entonces el libro encontró también su forma física y digital.

El autor compartió con el público el detonante del proyecto: una frase extraña, dicha por una de sus alumnas, que lo atravesó profundamente: “Estaremos muertos cuando dejemos de pensar.” A partir de esa idea, Herrera comenzó a escribir desde recuerdos, sensaciones, ausencias. Insectos, lombrices, accidentes, pérdidas gestacionales... Todo lo que en otro contexto parecería inadecuado o incómodo, en _400µg_ se vuelve palabra, imagen, dolor transformado. “No es una poesía tradicional ni necesariamente digerible”, explicó, “pero es un juego con las palabras, con los sonidos, con lo que nos queda cuando todo parece ausente”.

El libro —gratuito y disponible desde cualquier celular mediante un código QR— es también un gesto político: abrir la literatura al acceso libre, permitir que la poesía circule fuera de vitrinas académicas o editoriales cerradas. “Ya se pagó solo con el premio”, dijo con una sonrisa humilde, “ahora le toca llegar a quien quiera o necesite leerlo.”

El cierre de su intervención fue simple: un gracias. Y después, el aplauso. Largo, sentido, auténtico. Fue más que un gesto de aprobación: fue un reconocimiento profundo. Porque en un país donde la cultura sigue siendo desplazada, cuando un poeta ofrece su dolor convertido en belleza, lo mínimo que merece es ser escuchado. Y más aún, celebrado.

Creática no sólo dio voz a Rodolfo Herrera. Nos recordó que la poesía no ha muerto. Está ahí, viva, palpitando en el murmullo de quienes aún se atreven a pensar.


Evento patrocinado por RIMS (Relaciones Inteligentes y Media Social), ecosistema de comunicación y eventos que impulsa marcas a través de experiencias creativas y difusión multicanal. Más en RIMS.