Mientras el mundo aún extraña a Francisco, el Vaticano concluye los preparativos logísticos y espirituales para la elección del nuevo Papa, en el escenario más simbólico de la cristiandad.
InfoStockMx - A horas de que se inicie el Cónclave para elegir al 267.º Sucesor de San Pedro, la Capilla Sixtina ha sido transformada con precisión casi litúrgica. A la espera de que los cardenales electores ingresen al recinto más sagrado del catolicismo, se despliega una combinación de mística, arte y organización técnica que solo el Vaticano puede ofrecer.
Más que un telón de fondo solemne, la Sixtina representa un acto de comunión entre lo humano y lo divino. Diseñada por Baccio Pontelli y decorada por genios como Botticelli, Perugino y Ghirlandaio, encuentra su punto culminante en las obras de Miguel Ángel: la bóveda (1508-1512) y el Juicio Universal (1536-1541). Restauradas con esmero, estas pinturas ahora envuelven al elector con la intensidad original de sus colores, como si cada escena —la Creación de Adán, la Separación de la luz de las tinieblas— recordara la mirada de Dios sobre su decisión.
Pero ese marco espiritual reposa sobre un esfuerzo silencioso y exhaustivo. La Dirección de Infraestructuras y Servicios del Estado de la Ciudad del Vaticano ha dirigido los trabajos que convierten el espacio sagrado en recinto funcional. Según detalló el ingeniero Silvio Screpanti, subdirector de Infraestructuras, más de 60 profesionales han intervenido en la preparación: carpinteros, técnicos, herreros, floristas y personal de limpieza, todos bajo estrictas normas de confidencialidad y eficiencia.
Las tareas abarcan desde el sellado perimetral y la instalación de la tradicional estufa de las fumatas, hasta la adecuación de más de 200 habitaciones en alojamientos como la Domus Sanctae Marthae. Este año, la elevada participación cardenalicia ha exigido ajustes estructurales y nuevas disposiciones logísticas.
En solo siete días, se desactivaron sensores de conservación de frescos, se construyó un suelo técnico que protege el pavimento cosmatesco, se revisaron los sistemas eléctricos y de climatización, y se montaron los muebles ceremoniales revestidos con telas vaticanas. Doce técnicos —entre veteranos de anteriores Cónclaves y jóvenes en formación— permanecerán dentro del perímetro sellado para garantizar el funcionamiento continuo, en total aislamiento.
El 7 de mayo, la Misa Pro eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro abrirá el rito. Luego, los cardenales entrarán en procesión a la Capilla. El solemne "Extra omnes" marcará el inicio del encierro. Las votaciones se sucederán mañana y tarde, conforme a lo establecido en la Universi Dominici Gregis, con mayoría de dos tercios como requisito esencial.
La eventual fumata blanca será el anuncio visible del acuerdo. Hoy, la emisión del humo se controla electrónicamente, con personal técnico preparado para cualquier eventualidad. Tras aceptar su elección, el nuevo Papa pasará a la sala de las lágrimas, donde vestirá por primera vez la sotana blanca. Minutos después, el cardenal Dominique Mamberti proclamará el esperado Habemus Papam desde el balcón central del Vaticano.
En palabras de Screpanti, "la Iglesia se muestra al mundo en este momento, y queremos contribuir con profesionalismo y respeto a esa imagen de sobriedad y eficacia que la ocasión exige".
Así, bajo la mirada eterna del Juicio Universal, todo está preparado para que el Espíritu Santo inspire, una vez más, la decisión más esperada de la Iglesia católica.
Imagen: Vatican News
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