💸💊 En la sombra del sistema financiero, Vector Casa de Bolsa, Intercam y CI Banco construyeron durante años una ruta silenciosa que permitió al Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Golfo lavar millones de dólares provenientes del tráfico de drogas, según determinó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

CDMX - El FinCEN detalló que estas instituciones mexicanas fueron piezas clave en una cadena de operaciones complejas diseñadas para camuflar el dinero sucio del narco en aparentes transacciones legítimas. Las rutas incluyeron pagos de empresas mexicanas a compañías chinas, supuestamente por insumos, pero en realidad utilizados para adquirir precursores químicos esenciales en la producción de fentanilo, el opioide sintético responsable de una crisis de salud pública en Estados Unidos.

De acuerdo con el informe:

  • Vector Casa de Bolsa procesó entre 2018 y 2023 más de 1 millón de dólares en pagos de empresas mexicanas a compañías chinas conocidas por enviar químicos ilícitos a México. Además, de 2013 a 2021, una mula de dinero del Cártel de Sinaloa utilizó Vector para transferir 2 millones de dólares desde Estados Unidos a México, blanqueando recursos bajo la apariencia de operaciones bursátiles.
  • CIBanco facilitó en 2023 la creación de una cuenta para lavar 10 millones de dólares en nombre de un miembro del Cártel del Golfo, y procesó de 2021 a 2024 más de 2.1 millones de dólares en pagos a empresas chinas con fines ilícitos.
  • Intercam transfirió de 2021 a 2024 más de 1.5 millones de dólares desde empresas mexicanas hacia China, y según el FinCEN, ejecutivos de Intercam se reunieron directamente con operadores del CJNG para diseñar esquemas de lavado de dinero.

La operación se sustentó en los mecanismos típicos del lavado en instituciones auxiliares de crédito: estructuración de depósitos para evitar reportes, compra-venta de valores con fondos ilícitos, uso de corresponsalías en EE.UU. para mover dólares y pagos internacionales simulados para el comercio de insumos.

Lo que comenzó como depósitos fraccionados en cuentas de casas de bolsa o bancos, se convertía en inversiones que aparentaban rentabilidad legítima. Posteriormente, mediante transferencias internacionales, el dinero se desplazaba a empresas pantalla en Asia, consolidando la conversión de efectivo del narco en activos con apariencia limpia.

En el caso de Vector Casa de Bolsa, el impacto político es profundo: la institución pertenece a Alfonso Romo, ex jefe de gabinete de AMLO y hombre clave en su llegada al poder. La CNBV, presionada por las sanciones de EE.UU., intervino la administración de Vector para evitar un colapso de confianza en el sistema financiero, mientras desde Palacio Nacional se insiste en que el sistema “permanece sólido”.

Sin embargo, las autoridades estadounidenses son claras: “Facilitadores financieros como Vector, Intercam y CIBanco están ayudando al envenenamiento de innumerables estadounidenses al transferir dinero en nombre de los cárteles, lo que los convierte en piezas clave de la cadena de suministro de fentanilo”, señaló Scott Bessent, secretario del Tesoro.

Ahora bien, la pregunta que emerge con fuerza en Washington plantea: ¿Las Instituciones Auxiliares de Crédito (IAC) lavaron únicamente dinero del narcotráfico, o también recursos fruto de la corrupción en México? La opacidad y las estructuras utilizadas para blanquear fondos ilícitos por los cárteles son las mismas que podrían haber servido para mover dinero de contratos amañados, desvíos presupuestales y redes de corrupción política, en un país donde el poder y el crimen organizado suelen compartir intermediarios financieros y favores mutuos para garantizar impunidad.

La narrativa de estabilidad se estrella contra las acusaciones de Washington y la realidad de un sistema financiero donde las instituciones mexicanas operaron como puentes para el lavado de dinero del narco. Este operativo revela que el crimen organizado encontró en casas de bolsa, bancos y estructuras financieras una vía eficaz para blanquear millones de dólares sin interrupciones, mientras la retórica política en México sigue prometiendo una lucha implacable contra la corrupción.

Y si este golpe a las IAC sacudió la narrativa de estabilidad financiera, ¿qué ocurrirá si, como trasciende, el Departamento del Tesoro revela una nueva lista que ya no involucre casas de bolsa o auxiliares, sino a bancos mexicanos? ¿Cómo sostendrá el gobierno su discurso de estabilidad si el sistema bancario, columna vertebral de la economía, es señalado por facilitar el lavado de dinero del narco o de redes de corrupción? Las implicaciones serían enormes: no descarte salida de capitales, restricciones en corresponsalías internacionales, presiones sobre Banxico y la SHCP.