🌽 Más de 600 mil hectáreas dejan de sembrarse cada año en Puebla. El gobierno lanza una estrategia con maquinaria, créditos y un café liofilizado con sello estatal. Pero el abandono orgánico del agro pone en duda el alcance real del plan. 🚜☕
Puebla de Zaragoza, Pue. — Más de 600 mil hectáreas se dejan de sembrar cada año en Puebla por falta de apoyo técnico, maquinaria y recursos básicos. La cifra la reconoció el propio gobernador Alejandro Armenta, quien ahora presenta una estrategia estatal para recuperar parte de esa capacidad perdida con una inversión de mil millones de pesos en insumos, programas y equipamiento.
El plan —según lo anunciado— contempla la entrega de tractores, drones, operadores y combustible gratuito, además de asesoría técnica para productores. En paralelo, busca transformar la estructura del sector primario: desde los cultivos hasta los bachilleratos técnicos, pasando por centros de innovación y una marca comercial propia: “Puebla Cinco de Mayo”.
Uno de los ejemplos visibles del nuevo enfoque es la producción del café soluble liofilizado "5 de Mayo", en el que participan 23 cooperativas con 2 mil cafeticultores. Con una capacidad proyectada para producir un millón de frascos, este esquema pretende sumar valor agregado a las cadenas productivas sin depender de intermediarios.
La secretaria de Agricultura estatal, Ana Laura Altamirano, detalló que actualmente en Puebla se siembran unas 500 mil hectáreas de maíz, abarcando 32 de las 62 especies de este cultivo. El objetivo es ampliar la diversidad genética y su uso alimentario, al tiempo que se apoya con insumos a más de 35 mil familias en 211 municipios.
En términos prácticos, se anunció que 100 mil hectáreas serán atendidas con maquinaria, mientras que otras 16 mil hectáreas afectadas por plagas ya han sido tratadas con control biológico. A ello se suman programas de capacitación para 1,400 mujeres rurales y productores, además de esquemas de financiamiento que pretenden detonar hasta 680 millones de pesos en créditos para pequeñas y medianas empresas rurales.
La narrativa oficial ubica estas acciones dentro de un marco de “bioética social” y “humanismo mexicano”, conceptos que se enlazan discursivamente con el nuevo gobierno federal. El gobernador incluso contrastó la inversión en maquinaria agrícola con proyectos culturales de administraciones pasadas:
En lugar de museos ostentosos, hay un tractor en cada ejido. Pensamos diferente
Sin embargo, detrás del despliegue técnico persiste un problema estructural: el abandono crónico del agro en Puebla, con zonas donde el acceso al agua, la mecanización básica o el crédito siguen siendo excepciones. Aunque algunos testimonios de beneficiarios reflejan mejoras, como el de María Rosalba Moroni —quien volvió a sembrar tras dos años de inactividad—, el impacto real aún es limitado frente al tamaño del rezago acumulado.
Las universidades tecnológicas y bachilleratos como el CECyTE también serán reorientados para adaptarse a vocaciones agrícolas y rurales, con el propósito de fomentar el arraigo y la autosuficiencia alimentaria en las regiones más vulnerables.
El gobierno de Puebla intenta relanzar el campo con recursos públicos, maquinaria y una marca agrícola. Pero el reconocimiento mismo del abandono de más de medio millón de hectáreas evidencia la dimensión del deterioro. El desafío será sostener la estrategia más allá del discurso, con resultados medibles y continuidad técnica real.
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