💰 Los Weinberg transfirieron 4.5 millones de dólares a Julia Abdalá, pareja de Manuel Bartlett, alegando la compra de un hotel en Anzures. Sin embargo, no existe registro de venta, los pagos duplican el valor del inmueble y el edificio operaba como base del “Proyecto Secreto” de García Luna. 🏢💸
InfoStockMx — Las millonarias transferencias realizadas por Samuel Weinberg López y Alexis Weinberg Pinto a Julia Elena Abdalá Lemus no corresponden con la supuesta venta de un inmueble en el número 40 de Leibnitz, colonia Anzures, Ciudad de México, como ella declaró en su momento.
El pasado 31 de marzo, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló que los Weinberg transfirieron 4.5 millones de dólares a las cuentas de Abdalá y de Roybell International Inc, entre julio de 2012 y mayo de 2017, mientras la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) investigaba el origen de estos fondos, presuntamente desviados del erario mediante las compañías Nunvav Inc y Nunvav Technologies Inc durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Abdalá aseguró que el dinero era por la venta de un hotel boutique en Leibnitz, aunque MCCI comprobó que:
- El hotel operaba bajo el nombre Lumina Luxury Suites, propiedad de B White S Suite S de RL de CV, compañía de Abdalá.
- En el Registro Público de la Propiedad no existe constancia de que ella vendiera el inmueble a los Weinberg en 2012.
- El inmueble fue adquirido por B White S Suite en 2007 por 6.5 millones de pesos, y hasta diciembre de 2020 no registró movimiento, cuando apareció un aviso preventivo de compraventa a favor de I3 Bienes Raíces SAPI de CV.
- En 2021 se formalizó la venta a I3 Bienes Raíces por apenas 12.7 millones de pesos.
Además, al momento de la venta en 2021, Abdalá ya no tenía participación accionaria en B White S Suite, cuyas accionistas eran Sylvia Pinto Mazal (esposa de Samuel Weinberg) y W3 Solutions (propiedad de Samuel y Alexis Weinberg), sin que existan registros de cesión de acciones por parte de Abdalá en el Registro Público del Comercio.
Un avalúo de 2020 valuó el inmueble en 29 millones de pesos, mientras que las transferencias a Abdalá ascendieron a alrededor de 59.2 millones de pesos, duplicando su valor de mercado incluso tras años de plusvalía. Los fondos provenían de cuentas de Nunvav Inc en el Occidental Bank de Barbados, señaladas por el gobierno mexicano como parte de un esquema de desvío de más de 630 millones de dólares mediante contratos con el CISEN y el sistema penitenciario federal.
El pasado 23 de mayo, la UIF y los Weinberg solicitaron a una jueza en Miami desechar la demanda civil presentada por México en 2021, tras acordar un arreglo reparatorio que les permitiría recibir un criterio de oportunidad y evitar cargos penales.
“No enajené el bien inmueble respectivo, sino que se llevó a cabo una operación de cesión a título oneroso de la parte social de la empresa (B White S Suite), que era propietaria del inmueble… dicha enajenación no es susceptible de inscribirse en el Registro Público de la Propiedad”, señaló Julia Abdalá en respuesta a MCCI.
Sin embargo, no hay constancia de esta cesión en el Registro Público del Comercio y Abdalá omitió explicar si existían otros activos en la empresa que justificaran los 59 millones de pesos recibidos.
Además, el edificio en Leibnitz 40 fue utilizado como centro de operaciones de ICIT, empresa de los Weinberg, desde finales de 2011, según documentó la periodista Peniley Ramírez en su libro Los Millonarios de la Guerra. Desde allí operaban el “Proyecto Secreto” de García Luna, utilizando el software israelí NiceTrack adquirido por la Policía Federal por 69 millones de dólares, mientras se recababa información sobre empresas y personas físicas, y se elaboraban fichas confidenciales para sus clientes.
Testimonios recopilados por Ramírez señalan que desde el edificio en Anzures se destruyeron expedientes relacionados con contrataciones penitenciarias que podrían constituir casos de corrupción, entre ellas las efectuadas con Nunvav.
El caso de los depósitos de los Weinberg a Julia Abdalá revela una red financiera que se extiende entre empresas fantasma, offshore en Barbados y propiedades sin registros claros, mientras se mantiene la opacidad sobre las fortunas acumuladas al amparo de contratos con el Estado y figuras públicas que permanecen protegidas bajo el blindaje de relaciones políticas.
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