🛢️ Después de años de estancamiento y deudas, Pemex apuesta por contratos mixtos con privados para inyectarse hasta 8 mil millones de dólares. Pero este giro pragmático, tardío, apenas roza la superficie de la crisis que arrastra la petrolera estatal, mientras el mito de la autosuficiencia energética se desmorona. 💰⚠️
Mexconomy — Con Andrés Manuel López Obrador Pemex caminó hacia el abismo: producción en declive, una deuda asfixiante que supera los 101 mil millones de dólares y un modelo de negocios anclado a la nostalgia por los años dorados del petróleo. Ahora, bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, la petrolera finalmente se abre a contratos mixtos con privados, un giro que habría sido anatema durante el sexenio de AMLO.
El paquete incluye 11 contratos que buscan captar más de 8 mil millones de dólares, el equivalente a casi un tercio de la deuda con proveedores que arrastra la empresa. Es una suma significativa (143 mil millones de pesos), pero insuficiente para resolver de fondo la fragilidad de Pemex.
Los contratos mixtos permiten compartir riesgos, inversión y conocimiento técnico con privados sin ceder la propiedad de los recursos, lo que en los hechos significa un pragmatismo forzado por las cuentas impagas y la caída productiva, más que por una visión energética moderna.
Entre los postores figuran Carso Energy de Carlos Slim, BP, Woodside, la china Sinopec y firmas mexicanas como Jaguar y Diavaz. El caso más relevante es el campo Ixachi, en Veracruz, donde Carso encabeza las ofertas con una promesa de 5 mil millones de dólares en bonos de firma, 18.7 mil barriles diarios de crudo y 157.3 millones de pies cúbicos de gas al día. Pero incluso con esta inyección, el campo apenas aportaría el 25% del volumen esperado de todo el paquete.
Los números no mienten: aún con estos 11 proyectos, el impacto sería modesto, apenas 4% de la producción actual de hidrocarburos líquidos y 13% del gas natural que hoy extrae Pemex. Para cumplir con la meta de 1.8 millones de barriles diarios que prometió Sheinbaum, la empresa tendría que multiplicar este tipo de paquetes por diez y enfrentar la cruda realidad de su rezago tecnológico, sobrecarga sindical y sobreendeudamiento crónico.
Lo que para Pemex es “oxígeno financiero” representa apenas un tubo de ensayo en un laboratorio de crisis. Estos contratos mixtos debieron activarse hace años, cuando la situación financiera era menos crítica y el mercado energético internacional aún ofrecía ventanas de oportunidad. Hoy, lo que se presenta como un avance es en realidad un acto de emergencia ante el naufragio que se veía venir y que se negó una y otra vez desde el poder con discursos de autosuficiencia que nunca tuvieron sustento técnico ni financiero.
El giro pragmático de Pemex es positivo, pero también es la evidencia más clara de un fracaso: el mito de la autosuficiencia energética se rompió. Y ahora, el rescate de la petrolera depende de abrir la puerta que tanto tiempo se negaron a tocar.
0 Comentarios