🐟 Mientras Morena impone límites a la reelección en 2027, el Partido del Trabajo se alista para pescar en el río revuelto: ofrece cobijo a inconformes, propone nombres para la alcaldía capitalina y marca distancia sin romper alianzas. Todo, claro, “sin adelantarse”.
Puebla de Zaragoza, Pue. — “Aún no es tiempo de hablar de candidaturas”, aseguró la dirigente estatal del Partido del Trabajo (PT), Lizeth Sánchez García, en una rueda de prensa donde, paradójicamente, habló justamente de candidaturas: los posibles aspirantes a la presidencia municipal de Puebla, la política de reelección para 2027 y la invitación abierta a militantes de Morena y el PVEM que vean cerradas sus oportunidades en sus respectivos partidos.
En un entorno donde Morena decidió cerrar la puerta a la reelección de sus cuadros locales, el PT asume una postura diferente: permitirá que sus propios alcaldes y diputados busquen continuidad, y más aún, abre sus filas a quienes, desde otros partidos aliados, queden fuera de juego. La condición: que hayan hecho un “gran trabajo” y tengan el objetivo de “servir a la gente”.
Vamos a apoyar quién sea la mejor propuesta... pero si la nuestra es la mejor evaluada, valoraremos ir solos, advirtió la senadora Liz Sánchez.
Con ello, el PT no sólo plantea sus reglas con anticipación, sino que prepara el terreno para disputar candidaturas con el aval del discurso obradorista y el capital político ajeno. El caso más claro: la alcaldía de Puebla.
Aunque la dirigente insiste en que no hay definiciones, fue ella misma quien mencionó a Antonio López Ruiz y Nora Merino Escamilla como perfiles conocidos que podrían competir por la presidencia municipal de la capital. Ambos pertenecen a la esfera política del PT, aunque con trayectorias vinculadas también a Morena. Pero dijo, igual y Pepe Chedraui “quiere repetir”.
La intención de abrir el abanico a través de encuestas compartidas con los aliados parece más una jugada de presión que de inclusión. Si los perfiles petistas no resultan los mejor posicionados, aceptarán sumarse; pero si lo son, el PT buscará encabezar la coalición… y, si no hay respaldo, ir solos.
Así, el mensaje es claro: no hay ruptura, pero sí autonomía estratégica. La senadora evitó confrontaciones directas, reiteró su respeto a las decisiones de Morena y habló de un “proyecto común” de transformación, pero el planteamiento de fondo fue otro: el PT está listo para crecer, aunque sea a costa de su socio mayoritario.
En política, no hablar del tema también es hablar. El PT dice que es temprano para discutir candidaturas, pero ya puso nombres sobre la mesa, reglas claras para sus cuadros y una invitación abierta a los relegados de otros partidos aliados. En ese río revuelto, la ganancia es para el PT.
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