La polémica persigue a los hijos de Andrés Manuel López Obrador. Tras el viaje de ‘Andy’ a Tokio, ahora José Ramón López Beltrán fue captado en un exclusivo resort de la Riviera Maya portando sandalias Gucci valuadas en más de 16 mil pesos.
CDMX — La austeridad que el expresidente Andrés Manuel López Obrador defendió durante su sexenio contrasta con los lujos que exhiben sus hijos. Después de que Andrés Manuel López Beltrán generara críticas por ser visto en un hotel de cinco estrellas en Japón, su hermano José Ramón López Beltrán protagonizó un nuevo escándalo en la Riviera Maya.
El primogénito del exmandatario fue fotografiado en el resort Vidanta Riviera Maya, donde las tarifas por noche oscilan entre 9 mil 800 y 30 mil pesos. El complejo turístico pertenece a Grupo Vidanta, cuyo fundador Daniel Chávez mantuvo una relación cercana con López Obrador y, según investigaciones de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI), recibió diversos beneficios en su administración, entre ellos la ampliación de concesiones de playas, permisos para explotar un acuífero y la autorización de un crucero en el Pacífico.
En medio de esta controversia, el periodista Jorge García Orozco difundió una imagen en la que José Ramón viste unas sandalias de la marca italiana Gucci, con un costo de 880 dólares, equivalentes a 16 mil 494 pesos de acuerdo con el tipo de cambio de Google Finance.
Tras la publicación de la fotografía y las críticas en redes sociales, José Ramón López Beltrán respondió desde sus cuentas personales: “No soy funcionario público. No tengo ningún cargo ni manejo recursos del gobierno. Trabajo, como muchas otras personas, y cuando se puede, también busco compartir tiempo con mi familia”.
No es la primera vez que el hijo de AMLO enfrenta señalamientos. Durante el sexenio de su padre, protagonizó el caso de la llamada Casa Gris, una residencia de alto valor en Houston, Texas, donde vivió junto a su pareja Carolyn Adams. Según investigaciones de MCCI y Latinus, la propiedad pertenecía a Keith L. Schilling, exejecutivo de la empresa petrolera Baker Hughes, contratista del gobierno mexicano en ese periodo.
Aquel episodio provocó un intenso debate público y cuestionamientos sobre la congruencia del discurso presidencial, aunque López Obrador aseguró en repetidas ocasiones que se trataba de una campaña mediática en su contra.
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