La economía mexicana muestra signos claros de debilidad; se mantiene por debajo de su tendencia de largo plazo mientras que la versión optimista apenas ofrece una tenue recuperación. Bajo la apariencia de estabilidad, se consolida un ciclo de bajo crecimiento con riesgos reiterados de recesión. Producción, empleo e inversión se encuentran en retroceso.
Mexconomy / Región Global — El gobierno de Claudia Sheinbaum se aproxima a su primer año con un entorno económico estancado. A pesar de la transición política ordenada y de la aparente estabilidad macroeconómica, los datos más recientes del Sistema de Indicadores Cíclicos del INEGI revelan que la actividad económica no ha logrado recuperarse con solidez; todo lo contrario, ha descendido dramáticamente: el Indicador Coincidente se encuentra, desde hace más de un año, por debajo de su tendencia de largo plazo, y en mayo de 2025 volvió a registrar una caída (-0.04 puntos) que confirma la fragilidad del crecimiento.
El deterioro no es un episodio aislado. Entre junio de 2024 y mayo de 2025, los componentes más representativos del ciclo económico muestran un comportamiento contractivo. La actividad industrial, motor histórico del crecimiento mexicano, encadena once meses consecutivos de retroceso; el empleo formal, medido por los trabajadores permanentes en el IMSS, también acumula una secuencia descendente desde septiembre pasado. Las importaciones totales, que reflejan tanto el consumo como la inversión en insumos productivos, presentan una tendencia similar. Es decir, producción, empleo e inversión se encuentran en retroceso.
Aunque el Indicador Adelantado ha mostrado una recuperación marginal entre mayo y junio de 2025 (+0.12 y +0.16 puntos), este repunte descansa en variables más volátiles —como el desempeño bursátil o el índice S&P 500— y no en elementos sólidos como la confianza empresarial o el empleo manufacturero, ambos aún en terreno negativo. El indicador de “momento adecuado para invertir” del sector industrial se mantiene deprimido desde hace más de doce meses, lo que revela un entorno de desconfianza en la economía real.
A esto se suma el comportamiento adverso del tipo de cambio real bilateral y de la tasa de interés interbancaria, dos variables que tienden a limitar la competitividad de las exportaciones y a encarecer el crédito, en un contexto donde se necesitaría justamente lo contrario: impulso al consumo y a la inversión productiva. Sin señales de expansión fiscal ni estímulos directos, el margen de maniobra para revertir la tendencia es cada vez más estrecho.
Ambos enfoques del análisis cíclico —el de crecimiento y el clásico— coinciden: la economía mexicana permanece en una fase descendente, por debajo de su tendencia de largo plazo y sin señales robustas de recuperación. El riesgo, más que una recesión abrupta, es la consolidación de un nuevo régimen de bajo crecimiento, caracterizado por la inercia, la debilidad estructural y la falta de motores internos de dinamismo.
El principal desafío de Claudia Sheinbaum, a dos meses de cumplir su primer año de gobierno, es romper con la inercia económica antes de que el estancamiento se consolide como sello de su administración. Los datos no dejan margen a la interpretación: no hay rumbo claro, ni señales firmes de reactivación. La estabilidad política y el Plan México han resultado insuficientes para encender los motores del crecimiento. El reloj avanza, y la economía se enfría cada vez más.
A pocos meses de cumplir su primer año, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta una economía estancada, con signos claros de debilitamiento estructural. El Indicador Coincidente se mantiene por debajo de su tendencia de largo plazo y en mayo de 2025 volvió a caer. La actividad industrial suma once meses consecutivos de retroceso, el empleo formal continúa descendiendo desde septiembre de 2024 y las importaciones totales también muestran contracción. Aunque el Indicador Adelantado ha repuntado levemente, su impulso proviene de variables volátiles y no de mejoras reales en confianza o empleo. Sin expansión fiscal ni estímulos efectivos, la economía mexicana se acerca a consolidar un ciclo de bajo crecimiento, caracterizado por inercia, falta de dinamismo y creciente riesgo de estancamiento prolongado.
Nota: Esta serie de reportajes se elabora con base en indicadores económicos oficiales publicados por el INEGI y otras fuentes públicas. Su propósito es ofrecer un análisis objetivo, sin sesgo político ni ideológico.
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