🔴 Confirmado por la SSC CDMX: el *Cártel Nuevo Imperio* participó en el asesinato de un alto mando policial en Coacalco. Pero su presencia no es nueva. Desde hace años esta organización, con nexos con el Cártel de Sinaloa, ha infiltrado Huejotzingo, San Andrés Cholula y la capital poblana. 🧨🚨
CDMX / Puebla de Zaragoza — El titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Pablo Vázquez, confirmó lo que durante años fue un secreto a voces: el Cártel Nuevo Imperio ya es parte del mapa criminal metropolitano. La organización, integrada por desertores del Cártel de Sinaloa, participó en la planeación del asesinato del comisario Milton Morales Figueroa, ejecutado en Coacalco en julio de 2024.
Pero lo más inquietante es que esta estructura no se limita al Estado de México o la capital del país. Puebla también está en su órbita: municipios como Huejotzingo, San Andrés Cholula, Puebla Capital y la Sierra Norte son ya puntos activos de operación criminal del Nuevo Imperio, según informes federales obtenidos por *Región Global*.
En Puebla, el Cártel Nuevo Imperio ha consolidado su presencia sin enfrentamientos visibles ni operativos contundentes. Lo suyo es el perfil bajo y el control estratégico de mercados clave: narcomenudeo, robo de combustible y extorsión. Sus células operan mediante alianzas locales y protección institucional, tal como ocurrió en el municipio de Francisco Z. Mena, donde su principal rival, Ismael “El Buchanans”, se refugió gracias a contactos dentro de la Fiscalía General del Estado.
La detención de uno de sus operadores, Emanuel “Kevin”, en San Andrés Cholula en 2023 —cuando salía de un gimnasio en Paseo Sinfonía— fue una rara excepción. El resto del tiempo, sus movimientos han sido invisibles para las fuerzas estatales.
El Cártel Nuevo Imperio no es un actor menor. Su estructura se deriva de una escisión del Cártel de Sinaloa, cercana a Nahúm Sicairos Montalvo “El Quinceañero”, operador financiero de Dámaso López Serrano “El Mini Lic”. A diferencia de grupos más estridentes, como el CJNG, este cártel trabaja con disciplina, inteligencia financiera y una red de operadores altamente móviles.
La muerte del “Jefe Milton”, un mando clave cercano a Omar García Harfuch, fue ejecutada por miembros de esta organización: “El Racafa”, “El Pinto”, “El Manco” y “El Bombón”. Se trató de una ejecución quirúrgica, con recursos logísticos complejos y rutas de escape hacia Tezoyuca, Hidalgo.
La violencia reciente en sitios como el bar Bling Bling de Cuautitlán Izcalli, donde fue asesinada Erika “La Güera” tras romper con el cártel, muestra cómo la guerra entre facciones está reconfigurando el mapa criminal del centro del país, Puebla incluido.
El silencio institucional poblano, respecto al tema, es preocupante. Mientras las autoridades federales y capitalinas documentan el crecimiento de esta organización, el gobierno de Puebla no ha reconocido oficialmente su presencia. Ni la Secretaría de Seguridad Pública ni la Fiscalía estatal han informado operativos, decomisos o investigaciones ligadas al grupo.
Puebla tiene como secretarios de Seguridad a mandos navales con experiencia táctica. La realidad operativa les plantea nuevos retos. La red criminal del Cártel Nuevo Imperio funciona como un sistema nervioso con ramificaciones federales: demasiado compleja para ser enfrentada por policías municipales.
El asesinato de Milton Morales fue una advertencia. Omar García Harfuch y Pablo Vázquez lo tienen claro: el Cártel Nuevo Imperio es una amenaza real. La pregunta es si en Puebla, el vicealmirante Francisco Sánchez ya entendió lo mismo. Porque ese mismo grupo ya opera en la entidad, con capacidad de fuego, estructura criminal y —tal vez— protección local.
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